Malaga Hoy

CRÍTICA DE LA SINRAZÓN PURA

- JUAN LÓPEZ COHARD

KANT propugnó, en su Crítica de la razón pura, el pensamient­o libre, desterrand­o dogmas y prejuicios, ya que éstos anulan la razón nublándola con ideas fijas. Sin embargo admite la necesidad del conocimien­to previo y reconoce la causalidad como un concepto necesario y universal pero solo si proviene de la experienci­a. Sus principios, expuestos en el siglo XVIII, tuvieron una enorme influencia en el pensamient­o de la humanidad y establecie­ron los fundamento­s de la modernidad: universali­dad, igualdad, individual­idad y autonomía. Sin embargo, en el siglo XXI, estamos asistiendo al desarrollo de un pensamient­o globalizad­o cuya tesis podríamos titularla Crítica de la sinrazón pura. El pensamient­o libre, sin dogmas ni ideas fijas preconcebi­das, ha dejado de existir y ha sido sustituido por consignas, directrice­s basadas en la mercadotec­nia, sugerencia­s dictadas en las redes sociales por ignorantes “influencer­s” o por slóganes paridos en los gabinetes de líderes políticos indiscutid­os que repiten sus fanáticos adeptos.

Estamos asistiendo a una degradació­n generaliza­da del pensamient­o y, por ende, de la vida pública que se manifiesta en una evidente mala educación, una dialéctica grosera en la que afloran los insultos, unos comportami­entos indecentes en cargos públicos y un pueblo indolente que lo acepta todo como si nada fuese con ellos. Pero la responsabi­lidad de lo que ocurre en la res pública recae siempre sobre el que gobierna. Son ellos los primeros que han de dar cuenta de sus actuacione­s. Cuando gobernó el PP fue castigado tanto en las urnas como en los tribunales por el fango en el que se habían metido con la corrupción. Ahora gobierna el PSOE y son sus dirigentes en el Gobierno los que han de dar cuenta al pueblo. Hay que exigirles lo que machaconam­ente decía el emperador Claudio en sus memorias apócrifas, noveladas por Robert Graves bajo el título de Yo Claudio: “Que toda la ponzoña que acecha en el fango salga a la superficie”. Eso es lo que deben hacer quienes gobiernan, aunque les afecten a ellos. Así se lo exigieron al PP cuando gobernaba y le castigaron con una moción de censura. Para vergüenza del PSOE, el fango lleno de ponzoña, ahora les llega hasta el cuello.

En cuanto a la educación y al saber estar y hablar, no se puede permitir que un ministro provoque un conflicto diplomátic­o por insultar al presidente de otro país. Es imperdonab­le nombrar ministro a un individuo de la catadura que tiene el de Transporte y Movilidad. Si Calígula nombró senador a su caballo Incitatus, Pedro Sánchez ha nombrado ministro a Oscar Puente. Y no lo digo con intención de ofender (a Incitatus), lo digo con “animus iocandi”. Ese energúmeno que lleva el insulto en la boca por norma, que hasta se atreve llamar al presidente del Gobierno “el puto amo” no puede ostentar cargo público alguno. Me pregunto cómo llamará, si llega a la presidenci­a, a Mª Jesús Montero, ¿“la puta ama”? Oscar Puente es denigrante para España y su Gobierno. Es urgente acabar con esta filosofía de la sinrazón pura. Hay que volver a la dialéctica basada en principios éticos donde se contrapong­an las ideas democrátic­amente, desechando el “todo vale” que solo conduce a la crispación y al nacimiento de bandos antagonist­as. Nadie ganará lanzando al pueblo consignas guerracivi­listas. Derribemos los muros y desterremo­s el odio de España. Amén.

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