Marca Andalucía

JEREMY, EL DE HORTALEZA

EL EXTREMO DE ECUADOR, DE SÓLO 20 AÑOS, EMPEZÓ A JUGAR EN EL BARRIO OBRERO MADRILEÑO QUE LE VIO NACER, ANTES DE SALTAR A INGLATERRA

- G. RIQUELME

Si alguien ajeno hubiese escuchado el último mensaje de Leonel Sarmiento a su hijo Jeremy (20 años), antes de irse a Qatar hubiese otorgado poderes sobrenatur­ales al progenitor. “Tú y yo ya sabíamos esto”.

La presencia del extremo del Brighton en el Mundial con la selección de Ecuador culmina una carrera hacia la elite iniciada en uno de los barrios obreros de Madrid, Hortaleza, donde Sarmiento nació en 2002. “Mi esposa y yo habíamos vivido en Nueva York y decidimos venirnos a España en 1998. En realidad íbamos a Francia, pero antes fuimos a visitar a dos hermanas que tenía yo en Madrid. Una de ellas vivía en ese barrio”, reconoce Leonel.

La Plaza de la Cruz Latina fue testigo de las primeras patadas del futbolista. “Mostró habilidad con el balón desde pequeño”, relata su padre. “Los niños no querían jugar con él porque era sudamerica­no y eso le ponía muy triste. Así que encontró un grupo de gitanillos que no les importaba”. El bullying se acabó el día que le apuntaron a la Escuela de Fútbol de Hortaleza. Tenía 6 años.

Era rápido y optaron por colocarlo en la banda, “pero de lateral”, recuerda Leonel. “Y el quería ser delantero. Marcaba goles, tenía calidad y a partir de entonces ya todos los niños querían jugar con él”. La crisis de 2008 golpeó a España y los Sarmiento tuvieron que seguir con la aventura transeúnte de su vida. Leonel viajó a Londres a trabajar en un restaurant­e, un año antes que el resto de la familia que le acompañaro­n con el propósito de que los chicos aprendiese­n inglés.

Jeremy se instaló en Camberwell, un distrito al sur de la ciudad, y se apuntó al Peckham All Stars, donde volvió a deshacer el camino que había completado en la banda: otra vez tenía que empezar de lateral. Aquella fue la primera batalla de su vida. Fue ascendiend­o de posición. “Tenía dribiling, algo que en las escuelas no te enseñan, especialme­nte en España, donde se toca todo el rato. Eso te lo da la calle”, explica Leonel, el primer emocionado cuando su hijo fue selecciona­do a los 11 años para un combinado del sur de Londres. Lo hizo tan bien, que al acabar tenía cuatro ofertas delante: Charlton, Crystal Palace, Chelsea y el Glasgow Rangers. La idea de los padres de volver ese año a Ecuador saltó por los aires. Escogieron el primero.

CON DOS SELECCIONE­S

En el Charlton consumió etapas a toda velocidad. Su arrojo le posibilitó ir más rápido que el resto de los muchachos. “Buscaban un lateral para jugar contra el Arsenal y él dijo: yo he jugado ahí. Y le convocaron”, dice Leonel. Tenía 14 años y era un partido sub 17. Llegaron las becas, las convocator­ias con las inferiores de Inglaterra (hasta la sub 19) y, en verano, en Ecuador, con la sub 15. Incluso el padre tanteó la opción española aprovechan­do los tres pasaportes que tenía Jeremy. “Pero en España había mucha competenci­a”, reconoce el padre.

El ascenso seguía siendo imparable. Jugaba en el sub 23 del Charlton con 15 años; Ecuador le llamó para el sub 19, pero declinaron la oferta. Querían la absoluta. Esa velocidad, también provocó una sensación de estancamie­nto en el joven que, cansado de estar tres cursos en el mismo sub 17, le dijo. “Papá, ya no quiero seguir aquí”.

La carta de libertad costaba 7 millones de libras, una cifra desorbitad­a para un chico de 16 años.

Iniciaron una ronda por Europa . Probaron en el Bayern, bajo la mirada de Miroslav Klose. “Necesitamo­s un delantero centro”, le dijo el ariete. “Pero tu hijo tiene potencial, hace goles. Quizás el año que viene”. El viaje al Benfica y pequeña prueba en el Valencia, donde marcó dos goles en el partidillo. “Escogimos el Benfica porque era la mejor cantera del mundo”.

El brillante comienzo se vio interrumpi­do de raíz. “Nos querían imponer un agente y firmar cinco años por una cantidad que no era la correcta. Nos dijeron que si no aceptábamo­s no iba a volver a jugar más”, explica Lionel. Y dejó de jugar.

El Brighton apareció en su vida. Lo quería para el mercado de invierno de 2021, pero los portuguese­s se negaron a soltarlo pensando que cedería. Ni siquiera quisieron recibir el 20 por ciento del traspaso. Prefiriero­n condenarlo seis meses a cambio de nada. Aguantó seis meses sin jugar. En la Federación inglesa comenzaban a inquietars­e porque no jugaba. Firmó por el Brighton. Luego llegó la llamada de la selección de Ecuador.

Ahora afronta el Mundial, ese que en un banco de Lisboa le había prometido su padre. “Vas a jugar el Mundial”, le confió.

—Pero, Papá, si ni juego. ¿Cómo me va a convocar Inglaterra?

—¡Qué Inglaterra! Lo haremos con Ecuador. Nuestro país. ●

Pero papá, ¿cómo me va a llamar Inglaterra si ni siquiera estoy jugando? “

JEREMY SARMIENTO JUGADOR DE ECUADOR

“¡Qué Inglaterra! Jugarás el Mundial pero lo haremos con Ecuador, nuestro país”

LEONEL SARMIENTO PADRE DE JEREMY

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AP EN HORTALEZA EMPEZÓ TODO El barrio madrileño de Hortaleza fue testigo de las primeras andanzas futbolísti­cas de Yeremi Sarmiento. Hoy está en el Mundial.
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