A FEDE POCO LE IMPORTA
Tardó 78 minutos Uruguay en adoptar variantes tácticas en un partido donde Corea, cinco minutos antes y con tres movimientos desde el banquillo, introdujo piernas frescas para apurar a la experta defensa uruguaya.
Con Vecino presionando la salida del rival junto a Suárez, Valverde ‘taponado’ en sus cabalgadas por derecha por Pellistri, y reiterándose en un juego directo desde el tercio defensivo para llegar más rápido al gol, mostraron que a Uruguay le faltaba quien habilitara a sus goleadores.
Corea intentaba un juego más combinativo; distribución ágil desde el centro por Jung y Hwang, buscando con profundidad con Lee y dejando a Heung Min Son por izquierda en duelo individual contra el veterano Cáceres. Ante pérdida del balón, afloraron desequilibrios defensivos en las transiciones ofensivas celestes, aunque subsanados por centrales fuertes y expeditivos.
Godín al palo y Huang fallando la definición, dejaron la primera parte en un 0-0 que presagiaba un complemento repleto de variantes. No fue así.
Vecino más a la derecha para ayudas defensivas ante las incursiones de MH Kim y Na contra Olivera, y Valverde más por el centro, no modificaron las dinámicas. Ingresó Cavani pero sin apoyos desde atrás no influyó. Refrescar las bandas con poco tiempo por delante tampoco fue solución. Un tiro de Cho confirmó la percepción de la poca contundencia de Corea frente al gol además de fallos en pases finales.
El final nos mostró la identidad de una sangre que fluye a torrentes, sin la viscosidad que da el paso del tiempo, de quien juegue donde lo coloquen, fuera de su posición donde brilla allá por donde va. Igual se las ingenia para robar balones, comenzar el juego desde atrás, cambiar la orientación de un ataque y mostrar que su pólvora siempre está seca. El poste aún tiembla. Lo del título, “a Fede poco le importa”.
EL GESTO DE VALVERDE TRAS ACCIÓN DEFENSIVA ES MUESTRA DE LA SANGRE CHARRÚA