QATAR, DEMOCRATIZACIÓN DEL FÚTBOL Y SIGUE EL LÍO TECNOLÓGICO
Querido Alex, estamos en el paso del ecuador de un Mundial paradójico y muy polémico pero que, a pesar de todo, está ganando el fútbol. Una carta, hijo, no es el lugar donde analizar ni añadir más sobre todo lo escrito acerca de Qatar y su Mundial de fútbol. Quizás me quedaría con la hipocresía que rige nuestro mundo, donde todos presumimos de nuestras virtudes y olvidamos nuestros defectos. Y ahí lo dejo.
Pero hay muchísimos otros adjetivos futbolísticos que definen este Mundial. En primer lugar hay que reafirmar la grandeza del fútbol y mucho más del Mundial. No recuerdo en anteriores Mundiales tanta emoción en los grupos clasificatorios. La buena noticia es cómo el fútbol crece en todo el planeta y ya no hay enemigo pequeño. Antes el Mundial era Brasil o un juego de 11 contra 11 en el que siempre ganaba Alemania. Quiero destacar que países como Marruecos y Japón han quedado primeros de grupo, pero también otros que se han clasificado contra pronóstico como Senegal, Australia y EE.UU, sin olvidar países antaño ninguneados o casi invisibles como Arabia Saudí o Costa Rica, entre otros que han peleado hasta el último minuto. Hay que reivindicar la revolución de los mal llamados modestos y me gustaría destacar a equipos jóvenes, quizás ingenuos, como Canadá que creo que les espera un gran futuro. Otro aspecto importante a resaltar es el mestizaje de muchas selecciones y también el cambio generacional. Destaquemos cuántos países cuentan entre sus filas con jugadores emigrantes, hijos de emigrantes o ciudadanos de antiguas colonias que son en muchos casos la base de sus selecciones, factor muy importante y relevante social y deportivamente hablando. Y cómo no, la caída de algunos grandes como Alemania y Bélgica, algo impensable. A mí, y seguramente puede ser una