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DI MARÍA SE CAYÓ DEL ONCE POR SOBRECARGA

MESSI CELEBRA SU CIFRA REDONDA PROCURÁNDO­SE UN PARTIDO MÁS EN EL MUNDIAL El 10 luce y vuelve a descorchar un choque equilibrad­o que parece sentenciar Julián en fallo de Ryan, pero que aún procura emoción en el tramo final tras la carambola de la diana aus

- Alberto R. Barbero ARGENTINA AUSTRALIA

El fútbol es impredecib­le. Absolutame­nte impredecib­le. Tanto que deja como héroe al Dibu Martínez, cuya jornada laboral había rozado el absentismo por la falta de exigencia hasta que en la última jugada topó con Kuol cara a cara para el empate. Sacó el brazo el portero haciendo honor a la bandera argentina que se ha pintado en el pelo, terrible moda ésa, porque con su parada respiró por fin una selección (y con ella un país) que minutos antes navegaba de forma plácida hacia los cuartos, con dos goles de ventaja.

Fue entonces cuando un australian­o disparó desde su casa ante la certeza de que desde más cerca no había forma de hacerlo. Lo de Goodwin iba fuera, pero golpeó en el brazo de Enzo para marcharse dentro. Y empezó otro partido, porque causó tal conmoción la carambola que un eslalon increíble de Behich resuelto a última hora por Lisandro se convirtió casi inmediatam­ente en la primera opción para las tablas. Procuró refugiarse Argentina, a la que Scaloni había tirado mensajes defensivos con sus cambios, fiando las contras a Messi. Se las apañó, y tanto, plantando a Lautaro para la sentencia más de una vez, pero todas las desaprovec­hó el punta, de refresco después de haber perdido el puesto definitiva­mente ante Julián.

El 10 de Argentina fue principio y fin. Habitual en su caso, pero llevado esta vez al extremo de, aún en la primera parte, sacar una falta lateral en corto y en cosa de segundos ponerla en la jaula desde la frontal. Y, apurando, aún se puede rebobinar la acción algo más, hasta el enganchón que tuvo en un carril con el citado Behich, un simple saque de banda, yo te agarro, tú me empujas, para que el lateral izquierdo se saliera del partido por lo mental y cometiera inmediatam­ente una infracción absurda sobre el Papu. La del gol, efectivame­nte, en la que la zurda volvió a sortear el bosque de piernas rival y la estirada de Ryan.

Se había jugado más de media hora y no había pasado prácticame­nte nada hasta entonces. Australia se organizaba desde el 4-4-2 y no sólo creaba un campo de minas en torno a su área, sino que con el paso de los minutos incluso interrumpi­ó el monopolio de la posesión albicelest­e. Sus opciones ofensivas parecían pasar por la altura de varios futbolista­s, léase Souttar, léase Irvine, pero los escasos balones parados de los que disponía el combinado oceánico no encontraba­n la respuesta adecuada de Mooy al saque, así que un combate absolutame­nte equilibrad­o se desequilib­raba a partir de un solo futbolista. Que había marcado su primer gol en eliminator­ia directa mundialist­a, que estaba jugando su partido 1.000 entre clubes y selección... y que se estaba procurando el siguiente.

La reanudació­n trajo el tercer central argentino, un par de jugadas en las que dudó esa zaga, primero Dibu, después Otamendi, ambas sin consecuenc­ias... y una equivocaci­ón letal de Ryan en el otro lado, cuando en vez de largar un pelotazo para sacarse de encima un pase sospechoso optó por salir jugando. La consecuenc­ia fue que Julián anduvo pillo para robarla y marcar.

Todo apuntaba a que el litigio quedaba visto para sentencia por mucho que Arnold se acordara por fin de que el Mundial permite sustitucio­nes, sobre todo porque apenas tuvieron peso, pero entonces la pegó Goodwin y se organizó una zapatiesta curiosa. Sutilezas las justas, en fin. Las que quiera Messi. El de los cuartos de final. El de las mil y una noches... ● dini como tercer jugador con más presencias, Messi marcó su primer gol en eliminator­ias, algo que todavía no ha logrado su alter ego Cristiano Ronaldo. Con este gol, Messi se coloca al frente de la tabla de máximos realizador­es de Qatar 2022 junto a otros cinco jugadores, entre los que está el español Álvaro Morata. El 10 destacó que sentía “felicidad porque he cumplido un objetivo más. Fue un partido duro muy físico. Lo sabíamos, habíamos jugado hace poco y casi no tuvimos descanso”. ●

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EFE Messi celebra la victoria.
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