Paco Bru, el ‘conspirador’
ENTRENÓ AL MADRID, AL QUE DERROTÓ LAS DOS VECES QUE LO RECIBIÓ COMO TÉCNICO DEL GRANADA. SU VIDA FUE DE PELÍCULA Y SE VIO ENVUELTO EN UNA CONSPIRACIÓN QUE ACABÓ CON EL MAGNICIDIO EN LIMA DEL PRESIDENTE SÁNCHEZ CERRO. ÉL LLEVO UNAS CARTAS QUE PROVOCARON UN
Cinco veces ha ganado el Granada en su casa al Real Madrid. Las dos primeras con uno de los personajes más fascinantes de la historia del fútbol español: Paco Bru. En enero y diciembre de 1942 el Madrid sucumbió en Los Cármenes (3-1 y 1-0) ante quien había sido su entrenador desde la destitución del inglés Robert Firth (diciembre de 1933) hasta mayo de 1941.
Reproducir la vida de Francisco Bru Sanz (Madrid, 1885-Málaga, 1962) daría para una excelente serie de varias temporadas o una gran novela de aventuras. Entre todas las cosas extraordinarias que vivió resalta lo sucedido en Perú y que acabó con el asesinato del presidente de la nación, Luis Sánchez Cerro, el 30 de abril de 1933.
EL RACING DE MADRID
Bru fue el único español presente en el primer Mundial, el de Uruguay en 1930. Allí estuvo al frente de la selección peruana. A sus amistades andinas recurrió en agosto de 1930 cuando las deudas agobiaban al Racing de Madrid. La idea de llevar al club de Chamberí al otro lado del Atlántico para sanear su economía provocó un choque frontal con la Federación Castellana y acabó con un fracaso rotundo.
Gran amigo de Ricardo Guzmán Marquina, presidente de la Federación Peruana durante el Mundial, coincidieron por casualidad en el barco que debía llevar a Bru a América para avanzar los detalles del viaje del Racing. En el puerto de Colón (Panamá), Guzmán Marquina se encontró con el comandante Sanchéz Cerro y los dos invitaron a comer a Bru.
En la sobremesa, el general le pidió a Bru llevar a Lima unas cartas
suyas. No le ocultó lo que eran: una llamada a un levantamiento militar en el caso de que el gobierno le impidiera entrar en el país para tomar parte en el proceso electoral inminente. Los destinatarios eran el director de la Escuela de Cadetes de Chorrillo, el jefe superior de la Policía de Lima y el director de Escuela de Hidroaviación de Ancón. Bru dijo sí y decidieron que lo mejor sería esconderlas en los zapatos.
MIEDO
Días después, Bru llegó al puerto de El Callao. “Cuando ya había pasado el control rutinario de equipaje y ya iba a salir, un policía me pidió que le acompañara a un cuarto. Miedo es poco lo que sentí. Estaba seguro de que alguien nos había denunciado y nos habían descubierto. Pero no. Eran unos paquetes que llevaba lo que les interesaba. Me tranquilicé, porque eran unas golosinas que llevaba de una familia amiga para sus parientes en Perú. De mal humor, el policía me dijo que me marchara. Si no le abracé fue porque no me parecía procedente”, contaba Bru años después.
Bru entregó las cartas donde Sánchez Cerro le había indicado y se olvidó del asunto. Pero una mañana, al bajar a desayunar, se enteró de que en pocas horas se había producido una rebelión militar contra el gobierno de Augusto Leguía y que se preparaba la entrada triunfal de Sánchez Cerro en la capital peruana.
El 25 de agosto aterrizó en Lima para constituir una Junta Militar bajo su presidencia. Al poco invitó a comer a Bru, a quien ofreció instalarse junto a su familia en Perú. “Sólo le pedí que durante la gira del Racing no hubiera ningún bochinche. Y así fue”, contaba Bru de esos días.
EL ASESINATO
Sánchez Cerro ganó las turbulentas elecciones democráticas del 11 de octubre de 1931. Al frente de la Unión Revolucionaria obtuvo el 50,75% de los votos, por el 35,38% del Partido Aprista Peruano. Pero Perú era un país convulso. El 6 de marzo de 1932 sufrió un primer atentado al salir de una Iglesia en Miraflores. El 30 de abril de 1933, fue asesinado en el Hipódromo de Santa Beatriz tiroteado por el aprista Abelardo Mendoza Leyva.
La versión que le llegó a Bru mezclaba los dos atentados: “Un día, al salir de un tedeum, en el que celebraba su vuelta al poder, fue víctima de un atentado. Pasó unas semanas en casa. Luego, al salir del mismo templo se repitió el hecho, esta vez con trágicas consecuencias”.
La gira americana fue una calamidad del Racing. De inicio a fin. Porque en Nueva York la expedición madrileña se vio envuelta en un caso de cuentas pendientes entre gánsters.
Paco Bru fue el primer seleccionador español.