MESSI, NEYMAR, MBAPPÉ Y... LUIS ENRIQUE
Jordan Díaz estará como español en los Juegos de París 2024. El panel de revisión de nacionalidad de World Athletics comunicó ayer a la Real Federación Española de Atletismo que el triplista de origen cubano será elegible a partir del 28 de junio de 2024. Esto implica que podrá estar en la próxima gran cita olímpica, que arranca un mes después (el 26 de julio) en la capital francesa. Díaz, eso sí, no podrá estar en el Mundial al aire libre de Budapest de 2023.
El triplista, que se entrena a las órdenes de Iván Pedroso en Guadalajara, firmó en el Campeonato de España la segunda mejor marca mundial del año con 17.87 metros, sólo superado por el campeón olímpico y mundial Pedro Pablo Pichardo, portugués de origen cubano, que en 2022 voló hasta los 17.95 metros. Díaz no fue español hasta el 1 de febrero de 2022, cuando recibió la nacionalización por carta de naturaleza. El triplista nacido en La Habana, de 21 años, desertó del equipo cubano el 28 de junio de 2021 tras participar en una competición en Castellón.
Aprovechando un descuido en la expedición en el aeropuerto de Madrid, se escondió en Zaragoza en donde entró en contacto con Ana Peleteiro, bronce en Tokio en la misma prueba, que lo puso en conocimiento de las autoridades españolas.
El Barça, líder invicto del Grupo B de la Liga de Campeones, se enfrenta hoy (18.45 h) al THW Kiel, en el temible Wunderino Arena de la ciudad germana, con el objetivo de cerrar la primera vuelta de la Liga de Campeones sin conocer la derrota.
Después de un parón de tres semanas en la competición, Carlos Ortega ha dosificado a sus jugadores –Cindric y Mem no jugaron en Asobal y Ludovic Fábregas, N’guessan y Aleix Gómez tuvieron menos minutos– pensando en la cita ante uno de sus rivales históricos. “Estamos preparados. Llegamos en la mejor forma posible”, dijo el técnico azulgrana. El Kiel, mientras, llega reforzado tras su última victoria en la Bundesliga ante el Magdeburgo (33-34). El equipo alemán tiene la duda del extremo Jacobsen.
España se paseó ante Costa Rica en su debut en el Mundial de Catar y minutos después, aprovechó para sacar pecho de su planteamiento, de sus muchachos, de su pizarra, de ser la estrella de la selección que mejor ha jugado hasta la fecha en Qatar. Se llama Luis Enrique Martínez y la organización del Mundial, se confundió. En los carteles gigantes de los edificios, no debieron poner a Pedri, el rostro era el de Luis Enrique, el seleccionador de España. Tras el duelo, periodistas franceses o argentinos se acercaban al centro de prensa para preguntar por la extraña relación entre la prensa española y Lucho, entre el país y
Luis Enrique.
Es la selección de todos pero parece la suya, viste como quiere, ‘stremea’, posa en
Instagram sin camiseta… a la gente le molesta pero realmente ¿Cual es el problema?
¿Cual es el problema en realidad? Es una relación de amor y odio, es un angelito que siempre pierde ante el mismo demonio.
Es el mejor seleccionador del torneo, eso sin ninguna duda. Es el personaje más atractivo de la Qatar University y es el mayor activo de nuestro fútbol representado en la mayor cita del mundo del fútbol. El tipo que si tenemos alguna opción, es el mayor responsable. Es antipático, beligerante, tensa la cuerda y si la rompe, disfruta. Pero de momento, lo único seguro es que ha cumplido todos sus objetivos: descargar de presión a sus jugadores y convertir a sus jóvenes muchachos en los soldados de Lucho.
Si fuera francés, sería el mejor. Si fuera portugués sería José Mourinho. Es español y en el Mundial, uno de los grandes protagonistas para bien de Qatar y ha confirmado que se puede ser seco o distante y brillante al mismo tiempo.
Con sus cosas, Luis Enrique Martínez es nuestro, es el nuestro y mientras los argentinos lloran, los brasileños dudan o los alemanes rajan, nosotros lo único que deberíamos hacer es presumir de líder. Es lo que está claro, Luis Enrique es nuestra estrella y luce como tal.
ES LA SELECCIÓN DE TODOS, PERO PARECE LA SUYA... ES NUESTRA ESTRELLA