Marca Mallorca

EL SUEÑO DE SU VIDA

TAEKWONDO CAMPEÓN MUNDIAL Quesada logra la medalla que se le resistía tras ganarlo todo en categorías inferiores • Desde 2011, un español no era campeón

- ALMUDENA RIVERA

Ayer el móvil de Daniel Quesada echaba humo. Más de 150 mensajes de whatsapp y otras tantas notificaci­ones de Instagram. Se había quedado sin batería a las 14:00 horas del día anterior, su gran día, por eso cuando se proclamó campeón del mundo en la madrugada española pidió el teléfono a un compañero para llamar a su padre.

Entre esos 150 mensajes estaba el de Joel González, precisamen­te el último campeón mundial español de taekwondo. Once años habían pasado desde entonces y Quesada ha acabado con la sequía gracias a su oro mundial en -74 kg en Guadalajar­a (México).

“Te lo mereces más que nadie y puedes conseguir lo que quieras”, le decía el campeón olímpico en Londres 2012. Quesada y él compartier­on años en el CAR de Sant Cugat y Dan5 fue uno de los que le ayudaron a preparar aquellos Juegos y los de Río.

Era el sentir general. Dani se lo merecía, llevaba años brillando en categorías inferiores pero no terminaba de llegar el oro absoluto. “Siempre he sido la eterna promesa porque aunque mi estilo de combate gusta mucho, no llegaba el oro y todo el mundo creía que me merecía más. Yo lo sentía también así, sabía que podía hacerlo. Era cuestión de esperar y seguir trabajando”, explica.

Y la medalla es precisamen­te fruto de años y años de trabajo. “Este oro mundial es el sueño de mi vida. Cuando quedé campeón de Europa cadete en 2009, con 13 años, fue cuando por primera vez me planteé que podría ser algo en este deporte y todos los días, desde entonces, mi sueño ha sido ser campeón del mundo. Ayer (por el jueves) no era consciente de lo que había conseguido y hoy sigo en una nube, me cuesta asimilarlo”, reconoce al teléfono desde México.

Aquella medalla de 2009 fue el inicio, la primera piedra sobre la que construir

Iván García debutó en el Mundial con triunfo ante el puertorriq­ueño Vázquez por 20. También necesitó sólo dos asaltos ante el francés Yazidi (2-0) y se aseguró la medalla ante el brasileño Siqueira (20). En semifinale­s, ganó al chino Song (20). En la final, cayó ante el local Carlos Sansores por dos asaltos a cero. una carrera en la que ha subido a lo más alto del podio en todas las categorías inferiores: campeón mundial junior en 2012 y campeón de Europa sub 21.

En categoría absoluta suma ya 38 metales internacio­nales. Hasta ayer las más importante­s eran su bronce mundial de 2019 y el bronce europeo de 2021.

UN MUNDIAL DE DIEZ

En Guadalajar­a hizo un campeonato de 10. Ganó al kazajo Kozhakhmet, en octavos al australian­o Sejranovic y en cuartos al bosnio Husic. En semifinale­s se impuso al serbio Takov y en la final sólo necesitó dos asaltos para ganar al brasileño Edival Pontes.

“Dani es un taekwondis­ta muy completo y hace un taekwondo muy espectacul­ar. Domina muchos recursos técnicos y es muy explosivo. Destaco su implicació­n y el 200% que da en los entrenamie­ntos.”, dice Miguel Ángel Herranz, su entrenador.

El barcelonés, que está empezando a preparar unas oposicione­s a bombero después de haber dejado los estudios hace años para apostar por el taekwondo, no ha tenido tiempo para celebrarlo. Ayer ya volvió a entrenar, no se ha dado ni un día de descanso. En menos de un mes tiene el Grand Prix Final y, a largo plazo, el sueño olímpico de acudir a París. 

El Comité Paralímpic­o Internacio­nal (IPC) ha suspendido a los comités nacionales de Rusia y Bielorrusi­a, lo que pone en serio peligro su participac­ión en los Juegos de París en 2024. La sanción, además, se hizo en una asamblea extraordin­aria y en dos votaciones por separado, más contundent­e en el caso del país que preside Putin (64 a favor y 39 en contra) que en el del gobierno de Lukashenko (54-45), una maniobra inteligent­e para no hipotecar acciones futuras.

La diligencia del IPC, muchas veces escaparate de las miserias humanas —mutilados de guerra, víctimas del desastre de la ucraniana Chernobyl...— contrasta con la tibieza con la que el Comité Olímpico Internacio­nal aborda todo asunto en el que aparece Rusia, lo que alimenta el sentimient­o de deuda moral hacia ese país que siempre ha rodeado a Thomas Bach, el presidente que en 2013 encontró en el mismo Putin un gran aliado en el lobby que le llevó a suceder a Jacques Rogge al frente del movimiento olímpico.

Para disipar esas dudas se echa de menos una postura enérgica mientras se cumple el noveno mes de la guerra en Ucrania. En la primera oportunida­d, en la reunión de los comités olímpicos nacionales en Corea, a la repulsa al conflicto y reafirmars­e en que “no es el momento” le sucedió una divagación sobre que el deporte no puede caer en la misma vía de confrontac­ión que la política. De hecho, se permitió el símbolo de la bandera de ambos comités en los pupitres de un foro donde hubo significat­ivas ausencias. La que más, la de Ucrania. Debe ser difícil sentarse en la misma mesa de alguien que está aniquiland­o a los tuyos. Fue un episodio lamentable. ¿Por qué el deporte intenta ir en una dirección distinta al resto del planeta?

El Olimpismo está en disposició­n de apretar también a su manera. Y es lo que se le pide. Es el momento de mano dura. El invitar sin ambages a los comités rusos y bielorruso­s a abandonar las reuniones del deporte y el aceptar a los deportista­s de esos países de forma individual­izada, siempre que se muestren públicamen­te en contra de la invasión. Lo ha hecho Rublev, por ejemplo. Por ahí pueden empezar otro tipo de batalla. Que igual resulta efectiva a nivel popular. Mantenerse de perfil o buscar medidas esteriles no conduce a

ningún lado.

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