Marca Mallorca

ESTUDIA EN LA UCAM Y SEGUIRÁ EN EL ATLETISMO

- N. FREIRE

pes. A mí me afectan mucho porque soy muy fino y ellos son unos torvos. Pensé: cuanto más limpia sea la carrera, mejor”. La distancia de los 800 metros es la más difícil a nivel táctico. “Tú puedes plantear una cosa y luego salir otra. Yo muchas veces no me planteo la táctica porque es tontería. Luego haces segundo y todo lo que has pensado, a tomar por saco. Pero entrenar es divertido porque se mezcla velocidad con resistenci­a”.

Esto explica por qué no se desconcent­ra cuando en la línea de salida hace el gesto de la moto. “Me concentro en hacer la moto. En la carrera pienso hasta que llego a la cámara de llamadas. Luego ya no pienso más, que si no me saturo”.

Lo de ‘la moto’ y el porqué de su gesto y, en consecuenc­ia, su apodo, también lo ha contado alguna vez. “Cuando estaba en cadete, jugándome una liga de cross, tenía que quedar entre los tres primeros y quedé cuarto. Pero en la salida le dije a un compañero que iba a salir haciendo la moto. Hice el gesto de la moto y el ruido antes de salir y después en las curvas también imitaba el sonido como si fuera en una moto. Después de eso los compañeros me animaban siempre a hacer la moto en la salida. Hasta hay algún vídeo en el que se escucha cómo algún compañero me pide en medio de la carrera que haga la moto y yo lo hago. Por eso en el meeting de Madrid del 19 también lo hice. Y poco a poco lo he ido ampliando. Y hasta hoy”.

Las motos también le gustan y aunque las competicio­nes no le dejan disfrutar mucho del mundial de motociclis­mo sí que le presta atención a lo que hacen sus paisanos. “Mi fisio de aquí, de Fuente Álamo, que se llama Juan Mendoza, es también el fisio de Pedro Acosta, que compite en Moto 2. Así que trata a un piloto de motos y a una moto”.

En la final del campeonato de Europa de los 800 m, tenía claro que si en la semifinal le había salido bien, por qué no iba a pasar lo mismo en la final. Su entrenador, Gabi Lorente, le dijo: “Confía en el trabajo que has hecho y recuerda que en el final a ti no te gana nadie”.

Y así fue. Batió al campeón del mundo de los 1.500m, el británico Jake Wightman. “En 800 tiene mejor marca que yo. Es más fuerte y me sacaba un segundo y medio por marca personal. Yo pensaba: verás para ganarle... Sabía que en la última recta tenía que llevar un puntillo más por si me atacaba, que así fue. Por eso pude reaccionar ante su último ataque”.

En la competició­n Mariano García sigue teniendo mucho

Mariano García también se prepara para el futuro estudiando Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la UCAM. “Estoy muy contento con ello, el atletismo dura unos años y en cuanto se acaba la gente se olvida de quién eres y necesitas un trabajo”. Pero, aunque tiene claro que su futuro laboral estará ligado al atletismo, no será al de alto nivel. “Como mucho sería entrenador de corredores populares. Prefiero la enseñanza. Es necesario que en la educación se implique más el deporte, no sólo porque proporcion­a hábitos saludables sino porque ofrece valores que escasean cada vez más en la sociedad”. de ese niño que no paraba de enredar por la casa. “En la cámara de llamadas le dije a Wightman: ‘bueno, después de la carrera nos cambiamos el dorsal’. Y me dijo: ‘vale, pero si tú me ganas, cambiamos también el chip’. Le dije que no”, comenta con una sonrisa.

GABI LORENTE, SU TÉCNICO

Mariano García no sería el atleta que es hoy de no ser por Gabi Lorente, su técnico. “Le conozco desde que empecé con el atletismo con 8 ó 9 años. Él entonces era atleta. Empezó a entrenarme en cadetes, cuando yo tenía 13 ó 14 años. Según llego a entrenar y doy la primera zancada, ya sabe cómo estoy”.

Gabi Lorente sólo tiene siete años más que Mariano. Su juventud y los años que hace que le conoce y le entrena se traducen en una complicida­d y confianza férreas. “Empezó a entrenarme cuando él tenía 20 años. Hemos ido creciendo los dos poco a poco, aprendiend­o y cambiando cosillas. Estoy muy contento con él porque los resultados van mejorando cada año. Aunque habrá años que no sean tan buenos porque es imposible estar bien siempre, estamos felices por el trabajo que estamos haciendo juntos”.

Todo queda en casa porque Gabi Lorente es de Fuente Álamo, el municipio al que pertenece Cuevas de Reyllo. Él también ha creado una vida en torno al atletismo. Hasta hace poco trabajaba como panadero y después desarrolla­ba su faceta de entrenador de atletismo. “Ahora ya se puede dedicar a ser sólo entrenador, Algo que a mí me alegra porque era un sacrificio hacer las dos cosas”.

Sus triunfos no han restado un ápice de sencillez y cercanía a este atleta que escucha música clásica antes de las carreras para relajarse, en especial Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, y que entrena por el campo que rodea su pueblo dibujando con sus zancadas figuras de casitas o castillos para que se refleje en la aplicación que registra los metros que recorre. Es el hogar del campeón.

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