“SOMOS UN EQUIPO QUE ES CAPAZ DE UNIFICAR UN PAÍS”
Se acaba la fase de grupos y ya no hay margen de error para nadie. Australia y Dinamarca afrontan una final para certificar el pase a los octavos. Tan solo el triunfo aussie certificaría la clasificación sin depender del resultado de Túnez. Cualquier otro marcador obligará a ambas selecciones a estar pendientes de que Francia no se relaje.
Ante una oportunidad histórica. Así se presenta Australia al partido ante Dinamarca. En su sexto Mundial, los aussies buscan repetir su mejor clasificación alcanzando los octavos de final. De aquello han pasado ya dieciséis años. Desde Alemania 2006 no pisan las eliminatorias. Para volver a hacerlo necesitan ganar para no tener que mirar al encuentro entre Túnez y Francia. Tras imponerse a los africanos en la segunda jornada, los de Arnold afrontan el partido de sus vidas.
El empate ante Túnez en la primera jornada condicionó la fase de grupos de los daneses. Vencer a Francia en el segundo encuentro parecía misión imposible. Pese a ello, los de Hjulmand tuvieron momentos para el optimismo en el choque ante los actuales campeones del Mundo. Esas sensaciones son las que tendrán que trasladar sobre el césped del Al Yanub para volver a jugar los octavos cuatro años después. Los semifinalistas de la
Eurocopa no quieren que su idilio con los grandes torneos acabe aquí.
Dos leyendas de sus selecciones bajo palos. Del papel que jueguen Mathew Ryan y Kasper Schmeichel dependerá sin duda el devenir de Australia y Dinamarca en el último choque de la fase de grupos y su posible pase a octavos. Tanto el meta australiano como el danés, son indiscutibles en sus selecciones. Con 77 internacionalidades Ryan y 88 Schmeichel, dejar a cero la portería será el primer paso para certificar una clasificación con la que sueñan ambas selecciones.
La experiencia del semifinalista de la última Eurocopa podría ser determinante
a la hora de afrontar un partido trascendental para ambas selecciones. La posibilidad de hacer historia de los australianos puede convertirse en un arma de doble filo para un equipo menos acostumbrado a la presión.
Arnold es consciente de que el duelo con Dinamarca puede ser histórico:
"Somos un equipo que es capaz de unificar un país. Es una locura allí. El fútbol está vivo en Australia. Hemos conseguido que los australianos sonrían, pero una sola vez no es suficiente. Hagámoslo una vez más", explicó.