Marca Mallorca

EL DEBUT DE PUSKAS

- Por Miguel Ángel Lara

Vecinos, no siempre con buenas relaciones y con una rivalidad futbolísti­ca con poco recorrido. España y Marruecos se van a jugar el martes en el Education City el pase a los cuartos del Mundial de Qatar. Va a ser el gran duelo de una enemistad deportiva que sólo tiene tres precedente­s oficiales.

En noviembre de 1961 se cruzaron por una plaza directa en el Mundial de Chile. Antes, España había jugado dos amistosos ante Marruecos, pero en ambos casos mandó a su selección B: 33 en Casablanca, el 15 de mayo de 1960; 4-3 en Granada en el Día de la Hispanidad de ese año.

Camino a Chile 1962, la selección española eliminó primero a Gales (1-2 en Cardiff y 1-1 en Madrid) para quedar después emparejada con Marruecos y jugarse a doble partido el billete mundialist­a.

El 12 de noviembre de 1961, más de 30.000 personas abarrotaba­n el estadio de Casablanca. El palco estaba presidido por los príncipes Muley Abdallah y Lamía El-Sol. Ese fue el primero de los cuatro partidos que Ferenc

Puskas jugó con la selección española. A sus 34 años, la entrada del gran goleador húngaro (84 tantos en 85 partidos) en la selección levantó recelo en muchos sectores. “Su presencia en el equipo levanta las censuras de un sector. Pero si está en forma y hace falta, ¿por qué no?”, escribió Pedro Escartín, selecciona­dor en ese doble duelo ante Marruecos, al dimitir antes del Mundial.

UN ‘VAR’ A LA ANTIGUA USANZA

El estreno de Puskas fue una sufrida victoria española gracias a un gol de Del Sol de cabeza tras una arrancada de Gento. A pesar de las protestas de los marroquíes, que pedían fuera de juego, Mellet dio gol. Marruecos sacó de centro, pero con el partido reanudado llegó la revisión.

Desde la grada saltó al campo una persona con clara ascendenci­a sobre los jugadores africanos.

El árbitro detuvo el partido y ante la insistenci­a de los marroquíes fue a consultar con el línea. No cambió de idea y el juego se reinició con un bote neutral.

Sin embargo, el encargado del marcador decidió no subir el gol español. Durante unos cuantos minutos, el público creyó que el 0-0 era el marcador correcto y el gol se había anulado. La surrealist­a situación no se arregló hasta que casi al final del partido apareció el ‘1’ al lado del nombre de España.

España se quejó de un gol anulado a Puskas, pero Escartín en el vestuario le dijo al árbitro que acertó porque era fuera de juego. “Se lo agradezco”, le dijo Mellet. El selecciona­dor marroquí aseguró que el gol de España era legal, pero que Zoco hizo un penalti muy claro, algo que la prensa española reflejo como tal. Y Gento clamó por el duro marcaje que sufrió: “Al defensa Larbi le dieron la consigna de dejarme fuera de combate a base de patadas. Así no se puede jugar. Menos mal que hemos ganado”.

Con la victoria en Casablanca, parecía sencillo estar en Chile. Pero la vuelta en Chamartín tuvo miga. Dos veces se adelantó España y dos veces empató Marruecos. Al final ganó la selección, 3-2, pero las sensacione­s fueron tan malas que el poco publicó que acudió castigó a la selección con una bronca y premió a los marroquíes con una cálida despedida en la noche en la que Marcelino, el que sería héroe en la Euro de 1964, debutó con España. Y marcó.

La selección iba a Chile. Viajó con uno de los mejores equipos de su historia, pero se tuvo que volver después de los tres partidos de la primera fase.

MIRO HACIA DELANTE, ME DA IGUAL LA PARTE BUENA O MALA DEL CUADRO, Y NO VEO LA LUZ

En principio me sale la palabra En estos tres partidos hemos sido capaces de lo mejor, frente Costa Rica con un 7-0 que deslumbró al mundo futbolísti­co; y de lo peor, ante Japón, que nos ‘mató’ en “cinco minutos de pánico”, según Luis Enrique, que también se queda ahí para la historia.

Los partidos antes duraban 90 minutos, ahora en el Mundial ya se ve que mucho más (pero eso es para otro debate), por lo que

sino conceptual y la resaca que me deja el partido contra los japoneses es que ya no sé si somos capaces de lo mejor. Pero es un tema mío, anímico.

No vi a un grupo que, ante la adversidad, supiera o pudiera revertir los minutos de los vuelos rasantes de los ‘aviones’ nipones.

la disposició­n era tan grande como la impotencia y ahí nos frotábamos los ojos viendo y no creyendo. Ni voy a echar la culpa a los jugadores ni a Luis Enrique ni a la lista ni a nada que huela a pasado, pero miro hacia delante -y me da igual la parte buena o mala del cuadro- y no veo la luz.

No sé en qué tipo de accidente nos vamos a ver involucrad­os en la siguiente ronda, pero

que, pese al empate, sí vi ante Alemania. Pero como el fútbol es como es, ojalá hagamos la media y dejemos a un lado tanto el accidente de la goleada como el de la derrota ante Japón y partamos de cero. Creo que

cabezas menos bloqueadas y tirar de una lista de 26, que para eso la tiene. Y, sobre todo, es el momento del liderazgo del líder.

el análisis no debe ser coyuntural, El balón lo teníamos, veo esa fortaleza irregulari­dad. no hacen falta piernas menos cansadas,

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