EL OCTAVO OCTAVOS
Lsabe que se mide en el termómetro de la opinión pública su genialidad... o su excentricidad. Para aquellos que apuntan a la amabilidad del cuadro en el que caminamos, les recordaría que tenemos al peor rival posible en octavos, Marruecos, y en semifinales jugaríamos contra Mbappé y Griezmann o Sterling y Kane. Históricamente es un duelo que ha marcado el futuro del entrenador, que nos ha ido mejor cuando no partíamos como favoritos. El primer octavo de España pintaba mal en Querétaro. La dinamita danesa era la sensación de aquel Mundial, había arrasado a Uruguay y Alemania. Le metimos cinco, con cuatro goles de Butragueño.
En Italia 1990 nos la prometíamos felices. Enfrente, un país a punto de iniciar una guerra civil. Nosotros llegamos invictos y liderados por la ‘Quinta del Buitre’ en pleno apogeo. Perdimos.
El cruce de octavos que sueña Luis Enrique es el de Suiza en 1994, donde fue testigo directo. Veníamos de empatar con Corea y de sufrir con Bolivia. Muchas dudas pero ganamos.
En 2002, un gran Casillas nos salvó en una tanda de penaltis dramática contra Irlanda. Éramos favoritos y lo pasamos muy mal. Las apuestas daban por hecho que en Alemania 2006 superaríamos a la vieja Francia de Zidane.
Nos jubilaron ellos.
Se presentaba igualado el partido de octavos contra la Portugal del veinteañero Cristiano.
No ir de favoritos tras el sufrimiento de la liguilla nos sirvió para pasar.
El último precedente nos colocaba en una situación privilegiada. Jugamos contra la presionada Rusia, anfitriona con escaso fútbol. Dimos mil pases sin sentido y caímos en penaltis.
Moraleja: si vamos de gallitos nos despluman.