De negarse a entrenar a ser la llave de la Octava
có con dureza en la prensa de su país: “Hierro y Del Bosque hablan de mí por detrás”; “Me echaron del despacho de malas maneras. Yo no soy un perro”; “Creen que voy a tener miedo. No me conocen”...
Del Bosque trató de calmarlo: “Tienes que entrenar, Nicolas, tienes una serie de obligaciones que cumplir, esto no es un colegio y debes ser profesional”. Imposible. Anelka fue apartado de manera inmediata. No viajó a Sevilla y se planteó una multa de 240.000 euros por cada ausencia.
MANO IZQUIERDA
El Madrid avanzó en Europa con sudores fríos. El 2-2 con el Dinamo de Kiev le obligaba a ganar al Rosenborg en Noruega. Lo hizo con un gol de Raúl nada más empezar y mucha resistencia. Luego llegó la noche de Old Trafford, la del taconazo de Redondo. Y en semifinales, de nuevo el Bayern. Eso era el 3 de mayo.
El 5 de abril, Anelka había vuelto al equipo. Sin disculparse de nada y ante nadie. El día 8 entraba en la lista de convocados para recibir al Celta. “Es un jugador más. Veremos cómo le utilizamos”, explicó Del Bosque. El miércoles 12, Anelka volvió a jugar: 0-0 ante el Espanyol en la ida de las semifinales de Copa y con la grada dividida.
Cuando llegó el Bayern, De Bosque pensó que Anelka era lo mejor para su delantera. Daba igual lo ocurrido. A los cuatro minutos, el francés encaró a Kahn y le batió por alto. El partido acabó 2-0. En Múnich, volvió a ser titular. Jancker puso el 10 pronto, pero un soberbio cabezazo de Anelka lo empató e hizo que el 2-1 final metiera en la final al Madrid. En París, en el 30 al Valencia, Nicolas fue titular. Era campeón de Europa. El fútbol y sus cosas.
El Castilla cierra la temporada con derrota frente a un Málaga que logró alzarse con la tercera plaza de la clasificación. Afrontará como tercero el ‘playoff’ por el ascenso a la categoría de plata, por lo que se enfrentará al Celta Fortuna.