Un doctorado en remontadas
PADEL JUAN LEBRÓN Y ALE GALÁN GANAN EL P1 DE MADRID
La pareja número 1 da la vuelta a la final ante Navarro y Di Nenno para sumar su tercer título seguido en Premier Padel
Puede que sea la hora de rendirse ante lo evidente. El trono del pádel solo tiene un nombre desde hace poco más de dos años y medio. El de Alejandro Galán y Juan Lebrón. El de los número 1 del mundo, que tomaron el Madrid Premier Padel —primer torneo P1 del circuito impulsado por la Federación Internacional y el fondo qatarí QSI— con un ejercicio precioso en eso del deporte: las remontadas.
De forma real y simbólica. Real, porque tanto en cuartos (Tello y Chingotto), semifinales (Sanyo y Tapia) y la gran final, ante Paquito Navarro y Martín Di Nenno, han tenido el marcador en su contra. Un doctorado. Y en el símbolo, porque se sobreponen a unas condiciones que para nada les beneficiaban en el WiZink.
En la final, Navarro y Di Nenno salieron con la iniciativa. Especialmente, lo que generaba el Mago de los Remedios, porque cercano a la red hacía daño a la poca valentía de Lebrón y Galán para intentar subir en la pista. No fue tras la primera rotura y sí en la segunda cuando puso un 5-7 tras el castigo del sevillano sobre un Ale Galán que no acababa de estar fino.
El tanteador decía una cosa, pero esa diferencia no era tan notable en la pista. Y desde el primer juego del segundo la final se reiniciaría. Lebrón tomaba el mando, castigaba los errores no forzados de la dupla que lidera Rodri Ovide desde el banco y hacía daño inmediato. Tanto que fue fundamental a la hora de certificar el pase a la final.
Porque eso fue lo que decidió el set definitivo. Lebrón se creció con el volumen de juego, Galán se hizo grande a través de su mejor argumento, el brazo, y cada pelota fallada por Navarro y Di Nenno lo evidenciaba. Nueva remontada y rodillas al suelo. Habían completado un Madrid Premier Padel de altos vuelos.
Es su tercera corona seguida en el circuito. Los Major de Roma —en la final ante sus mismos rivales de ayer— y París, y el P1 de Madrid. Casi que mejoran a cualquier colección de arte que da vueltas al mundo.
Refuerzan, claro está, su liderato mundial. Que se extiende por dos circuitos y parece que tendrá mucho recorrido. Su rival empieza a ser la historia.