Anatomía de una caída
EL PÉSIMO AÑO DEL ALMERÍA, CON NOMBRES Y CAUSAS La elección del entrenador, los cambios en posiciones sensibles y el bajo rendimiento de jugadores, entre los motivos principales
Una vez certificado el descenso del Almería a Segunda, es momento de depurar responsabilidades o, al menos, buscar explicaciones del porqué de un año tan catastrófico. El resumen global hasta ahora: 17 puntos en 34 jornadas, siendo uno de los peores colistas de la historia de LaLiga. Sólo dos victorias en la competición doméstica, sin ganar en casa desde hace casi un año (20 de mayo de 2023, un 3-0 ante el Mallorca) y una sangría de goles impropia de un equipo de Primera (67 tantos). Todo define el desastre histórico de un equipo cuyos planes eran radicalmente diferentes.
Tratemos de buscar un sentido a estos registros. Tras una permanencia agónica en el último minuto del último partido frente al Espanyol, los errores que se cometieron fueron demasiados. La dirección rojiblanca tuvo tiempo para escoger la mejor opción en la elección del entrenador. La llegada de Vicente Moreno terminó siendo, a la postre, un error grosero. De hecho, el único error que ha admitido el club públicamente, más concretamente Mohamed El Assy, Director General del club.
La pretemporada no fue la más indicada, tal y como desveló El Assy. Las miras de una preparación física más que mejorable en ese periodo recayeron en Moreno.
Se podría pasar, aunque de puntillas, por la decisión de quitar las gradas supletorias de los fondos. De puntillas porque está claro que dos gradas no ganan partidos a la larga, pero el ambiente absolude tamente desangelado del estadio es evidente que no ha ayudado.
También influyó el desmantelamiento del equipo en pretemporada. Once bajas (muchas de ellas necesarias) y ocho altas. Es obvio que la UD Almería es un club vendedor, imitando el modelo trazado por Turki y su equipo, el Villarreal. No obstante, corre el riesgo de quedarse con un equipo desnaturalizado. Se marcharon, entre otros, Samú Costa, César de la Hoz, Babic y Rodrigo Ely, pilares en el ascenso a Primera. Tres de ellos, capitanes la pasada temporada.
El cambio de delantero no fue afortunado. Koné no es Darwin, ni Sadiq, ni siquiera El Bilal y, para más inri, ha tenido la mala fortuna de sufrir una lesión gravísima que estuvo a punto incluso retirarlo del fútbol.
Uno de los motivos más relevantes del desastre es la defensa. Las marchas de Ely y Babic mermaron la zaga rojiblanca. El club fichó a Édgar (más centrocampista que central) y a César Montes por la friolera de 14 millones de euros (10 fijos más 4 en variables). No funcionaron.
La incapacidad de ganar también se explica desde el bajo rendimiento de algunos futbolistas de los que se conocía su nivel y nunca lo alcanzaron. Son los casos de Embarba (héroe de la permanencia), Robertone (uno de los máximos asistentes en la 22-23), Melero (clave para Rubi) o Ramazani (su potencial está por encima de sus actuaciones).
Las lesiones, muchas de ellas gravísimas y en puntos sensibles, y los arbitrajes tampoco ayudaron. Lo ocurrido en el Santiago Bernabéu, como caso más llamativo, terminó de defenestrar a un equipo que venía ya muy tocado psicológicamente.
Las falsas expectativas creadas en pretemporada, apuntando más a Europa que a la consolidación, y el pasotismo de Turki Al-Sheikh, que ni siquiera ha asistido a un partido esta temporada, generaron un ambiente que no ayudó y que remató la caída del Almería a Segunda.