“Soy amigo de mis amigos, en la cima y en la miseria”
AL PRIMER MINUTO DE PARTIDO MARCÓ EN LA FINAL DE 1959, RÉCORD HASTA QUE EN 2005 SE LO QUITÓ MALDINI. PRIMER MADRILEÑO EN MARCAR EN UNA FINAL. LUEGO, SERENA Y RAÚL (DOS)
Madrileño y madridista. De nombre Enrique Mateos Mancebo, del barrio de las Delicias. De los 43 goles que ha marcado el Real Madrid en las 17 finales de Copa de Europa que ha jugado, sólo cuatro han llevado la firma de un jugador nacido en la capital de España. El primero fue el de Mateos ante el Stade de Reims, el 3 de junio de 1959. Después llegaron los de Serena (1966) y Raúl (2000 y 2002).
El gol de Mateos en el Neckarstadion de Stuttgart llegó con apenas minuto y medio de final jugado. Ese fue el tanto más precoz en una final de la Copa de Europa hasta que en 2005 Paolo Maldini marcó para el Milan, ante el Liverpool, con sólo 51 segundos de final.
Para poner nombre a ese gol en la primera final que se repetía, porque era la misma de la edición del estreno, podemos hablar del gol de Fifirichi. “Está en el diccionario. Salta a la vista, por mi constitución física”, contaba en una entrevista con MARCA cuando ya había colgado las botas y era entrenador. ¿Y qué dice la RAE de ese adjetivo?: “Raquítico, esquelético, escuchimizado, escuálido”.
HIJO DE LA CANTERA
Mateos era lo que hoy llamamos un mirlo blanco. Porque al primer equipo llegó desde la cantera, el Plus Ultra. El 4 de marzo de 1954 se le vio por primera vez con los mayores. Era un amistoso ante Las Palmas en Chamartín: 5-2, con tres goles suyos. Enseguida metió la cabeza con las estrellas y esa temporada la cerró el Madrid con un amistoso ante el Athletic para celebrar la ampliación de Chamartín: 5-4. El marcador lo abrió Di Stéfano, lo cerró Zarra y por el camino el chaval de 19 años llamado Mateos marcó tres veces.
Poco a poco fue ganando peso en el equipo que reinaba en Europa una y otra vez. El 1 de noviembre de 1956 debutaba en
la Copa de Europa, en el 4-2 al Rapid, el partido previo a la santiaguina.
PURO DI STÉFANO
Mateos fue un gran amigo de Di Stéfano. La Saeta Rubia tomó al flaco bajó su protección. Del argentino aprendió muchas cosas dentro del campo y fuera. “Soy amigo de mis amigos, en la cima y en la miseria”, era una frase de cabecera para Mateos. Y a fe que tuvo amigos en los dos lados.
Con Di Stéfano al lado ganó los 13 títulos que alcanzó con el Madrid, entre ellos las cinco primeras Copas Europa. La final de 1959 estaba entre los mejores recuerdos del Fifirichi. Por el gol, por supuesto, pero también por algo que sucedió después. Al cuarto de hora de partido, fue derribado de manera clara en el área francesa Mateos. Ni una duda para el alemán Albert Dusch. Penalti. Tampoco las había sobre el lanzador: Alfredo di Stéfano. Pero para asombro general, lo tiró Mateos. Y lo falló.
Después del golazo que había marcado con el exterior para abrir el marcador, el madrileño andaba eufórico. Por eso pidió a Di Stéfano lanzarlo. Le dijo que se estaba jugando la renovación y que dos goles en la final le convertían en estrella de la misma y todo sería más fácil. La Saeta cedió, aunque le advirtió de las cualidades de Colonna y que más valía que marcara.
Al descanso, Antonio Calderón, directivo del Madrid, bajó al vestuario a recriminarles la acción. “Dedíquese a vender entradas”, le contestó Di Stéfano, que a los dos minutos de la segunda parte marcaba el 2-0 de la Cuarta. Eso sí, durante todo lo que quedaba de la final, Mateos tuvo que soportar la serenata de Di Stéfano por el penalti fallado.