IRINA TROPICAL
UNA BOMBA EXPLOSIVA PROCEDENTE DE UN FRENTE GÉLIDO RUSO ESTALLA DESCARGANDO LAS TENDENCIAS MÁS CALIENTES DE LA TEMPORADA: SIENTE LA BRISA RETRO DEL ROCKABILLY Y EMPÁPATE DE RITMOS LATINOS.
Cómo se definiría si un grupo de marcianos llegara de improviso a nuestro planeta y no hubiese oído hablar nunca de usted? «Soy una mujer. Creo que esto bastaría a unos extraterrestres», contesta con una sonrisa pícara. Pero con su cuerpo perfecto, medidas de infarto (a saber: 86-58-88) y curvas peligrosas –con las que ha conquistado al futbolista Cristiano Ronaldo–, la embajadora en la Tierra de la firma de lencería Intimissimi no es una mujer corriente en absoluto. «En mi tiempo libre escribo historias cómicas», confiesa al preguntarle por su talento secreto. ¿Modelo y literata? Parece que sí. «Las personas tienen prejuicios sobre la gente guapa. Creen que estamos obsesionados con nuestro cuerpo, pero no es cierto. La belleza es mucho más que el aspecto físico, es una actitud, un estado de ánimo que se refleja en el exterior.» Irina cultiva su interior con un espíritu muy zen: «Para relajarme doy largos paseos con mi perro “Cesare”». Eso le da ánimos para lidiar con los prejuicios y las críticas que recibe de forma constante por su exposición pública y su relación con el futbolista, que le ha valido más portadas en las revistas del corazón que en las de moda. «Siempre habrá lenguas viperinas, gente envidiosa. No hago caso a las críticas, sólo me interesa la opinión de mis seres queridos, son los que cuentan para mí.» Especialmente ahora que pasa tanto tiempo separada de ellos. « Ser modelo significa que el tiempo no te pertenece. Viajas mucho y pasas más tiempo en los aeropuertos que en tu propia casa. He aprendido a valorar y a aprovechar los ratos que paso con los míos. Es una profesión dura, pero también gratificante.» Aunque intente hacerse pasar por una joven trabajadora como cualquier otra, vistiendo para el día a día unos sencillos vaqueros con camiseta (y comiendo pizza margarita –su plato favorito– rodeada de amigos siempre que tiene ocasión), sabe que su caso es particular. «Fui consciente de mi fama al ver la portada que me dedicó la revista “Sports Illustrated”. ¡ Me hizo tanta ilusión que se me saltaron las lágrimas!» Han pasado años, campañas publicitarias y otras revistas desde entonces. «He crecido, he visto mundo y tengo más experiencia. Pensar que hace diez años era una simple colegiala que no sabía qué hacer con su futuro... » Ahora lo tiene muy claro: va a afianzar su carrera y a aprovechar su repercusión mediática para apoyar causas solidarias. « Quiero usar mi fama para ayudar a aquellos más necesitados. Colaboro con una fundación que recauda fondos para hospitales infantiles en Rusia, mi país, ya que muchas familias no pueden permitirse afrontar esos gastos.» De sus años de niñez en el pueblecito minero donde creció, cerca de la frontera con Kazajstán, recuerda «el olor de los blinis que preparaba mi madre», unas tortitas dulces típicas de la región que de pequeña comía con voracidad. Con el mismo apetito y resolución que entonces, Irina muerde ahora todas las oportunidades que se le brindan y enfoca su futuro con gran optimismo. «La vida es impredecible, nunca sabes por dónde te va a llevar. Prefiero no preocuparme demasiado, pero estoy segura de que el futuro será un periodo interesante para mí.»
«NO ES CIERTO QUE LOS GUAPOS ESTEMOS OBSESIONADOS CON NUESTRO CUERPO.»