VIVIENDA

curiosidades dispersas en algunos rincones de las áreas comunes. Que tu habitación sea el escenario de un antiguo teatro es insólito, es un lujo del que muy pocas personas en el mundo podrían presumir. Lise Hovesen, danesa, y Javier Rodríguez, venezolano, duermen detrás del telón. La zona de los camerinos es el armario y en los urinarios del servicio de chicos crecen dos tomateras.

QUE EMPIECE LA FUNCIÓN

La platea del teatro está limpia de butacas o sillas. Aquí, tanto Lise como Javier tienen un escritorio, un rincón donde apilar libros, revistas y periódicos, donde colgar un tapiz o colocar una planta y donde desarrollar los proyectos que idean en conjunto o en solitario. Aquí, también, como parte de un proyecto personal y artístico, durante las próximas Olimpiadas Lise se aislará y únicamente recibirá información de las personas que la visiten. Sin Internet ni tele, la idea es buscar el contacto humano directo, que vengan a contarle qué está pasando en las calles, quién ha ganado la medalla de oro en los 100 metros libres o cuántos fish & chips se venden por minuto. Todo vale. Lise, que cursa un MA en la Royal College of Art, es partidaria de los sistemas colectivos, siente que ahora está todo muy mecanizado, y que deberíamos aplicar los conocimientos ancestrales a la vida urbana. Escuchar, detenerse, integrar, mirar, compartir, tejer, hacer de una jardinera un huerto a disposición de los vecinos o propiciar el diálogo y la reflexión a través de talleres sobre el escenario que es su habitación. Habitar la vieja biblioteca es coherente con su forma de ver la vida.