UN LUGAR EN EL MUNDO
TPLAYAS BRILLANTES, MARES CRISTALINOS Y VEGETACIÓN EXUBERANTE. CONSERVA LA BELLEZA INMENSA
DE UNA NATURALEZA VIRGEN Y EL RITMO TRANQUILO DE SUS COSTUMBRES: ALGO MUY PARECIDO AL PARAÍSO.
SEYCHELLES
engo que reconocer que antes de empezar este viaje recibí unos folletos de la oficina de turismo de Seychelles –colores brillantes y contrastes improbables– y pensé que habían abusado del PhotoShop. Mi idea cambió radicalmente cuando unos días después pisé una playa, famosa por los anuncios de Bacardí, y comprobé que lo que yo había creído obra de la informática era real. Las islas Seychelles están al otro lado del mundo, al norte de Madagascar, en el océano Índico. Pero un vuelo Madrid-Dubái y otro Dubái-Mahé (ambos operados por Emirates Airlines) te ponen sin muchos problemas en ese lado brillante del mundo. Exactamente, estamos en el sitio donde se rodó la película «El náufrago», de Tom Hanks. Aquellas playas cristalinas y arenas blanquísimas corresponden a estas islas. Los seychelenses –una mezcla de franceses, africanos, indios y chinos–parecen cansados de tanta belleza. Sueñan con pisar tierra firme y, mientras lo consiguen, se toman la vida con calma, hacen su trabajo –la tasa de desempleo es de solo el 5%– y beben ingentes cantidades de SeyBrew, la cerveza local, fresca y buenísima. Se puede hablar con ellos en francés e inglés, aunque encontré a varios que hablaban español con acento de Cuba, donde muchos han ido a estudiar. En resumen, cuando pisas Seychelles entras en un mundo donde nadie tiene prisa jamás. Y lo mejor que se puede hacer es adoptar esa sintonía. Y cuanto antes. El archipiélago está compuesto por 115 islas, de las que únicamente 33 están habitadas. Así que el ferry es