NOS QUIEREN LLEVAR AL HUERTO
TENER HUERTO ES UNA FIEBRE. LA TENDENCIA ALCANZA A RICOS Y POBRES. PERO A EMPAR Y A SUS 50 AMIGAS NO LES VA LO DE COSECHAR SU PROPIA RÚCULA PARA LA ENSALADA.
recolectar la rúcula de la ensalada con una cestita de mimbre junto con los invitados. En fin, no es lo mismo cultivar rúcula que cultivar lechugas, la rúcula sale hasta por las paredes. ( Se lo decimos nosotras, que somos de campo.) Ahora, en las reuniones de padres, en el trabajo, en la pelu, se habla de huertos. Los de ciudad tienen «macetohuerto» y cultivan un tomate y un pepino, de los cuales llevan fotos en el móvil, que te enseñan. Y los pijos, como les decía, tienen huerto de diseño ( las cañas de las tomateras son megamonas). Los semipijos de ciudad con terraza tienen huerto « vertical » , porque de este modo « ahorras espacio y además no tienes que agacharte». Como si agacharse no fuese parte sustancial de la idea de cultivar verduras. El novato del huerto se reconoce al instante porque te habla con el ardor del nuevo converso y ya ves que se pasa el día regando.
y a mí nos perjudica la tendencia, porque cuando vas a un cumpleaños infantil en una segunda residencia, lo que esperas es que haya canapés y bocadillitos de jamón dulce, no ensalada de rúcula. Y esperas que, si hay ensalada de rúcula, ya la habrán recolectado por la mañana y la habrán lavado. Lo de tener que ir al huerto a por la comida es desolador. No quiero ni pensar en lo que será nuestra vida cuando se ponga de moda tener en casa un vivero de langostas.