¿CÓMO NO HACER NADA?
LEER TUMBADA EN EL SOFÁ ES UNA CRUZADA IMPOSIBLE CON TANTO ARTILUGIO ELECTRÓNICO.
Hubo un tiempo en el que podía pasar horas tumbada en el sofá leyendo. ¿Qué ha pasado para que ya no sepa hacerlo? Imagino que los años van aumentando la consciencia del tiempo. Pero no es solo eso.
Me tumbo en el sofá con la ilusión de sumergirme en un libro. Tengo a mi lado el teléfono móvil. Dicho móvil me avisa cuando me llega un sms, un WhatsApp, un mensaje de Facebook, uno de Instagram o un email. He tratado de borrar esas aplicaciones tan prácticas, pero, burra como soy en el lenguaje informático, no sé cómo hacerlas desaparecer y que mi móvil vuelva a ser lo que era, un celular sin gracia. Cuando llega a casa uno de esos jóvenes que nos rodean y que se conocen al dedillo todas las posibilidades del dichoso teléfono me olvido de decirle que necesito recobrar mi libertad. iluminado, y eso que lo he dejado fuera de mi campo de visión.
los del correo electrónico, y finalmente, le echo un vistazo a las últimas fotos colgadas en el Instagram. Mientras miro esto y lo otro, me llaman. Hablo un rato, diez minutos. Cuelgo, recorro de nuevo todos mi buzones. Saco una foto a mi perrilla, que está tan mona, a mis pies. Ya que estoy, la edito en Instagram. Luego, encantada con el resultado, la cuelgo en el Facebook. Y, como sé que fulanita no tiene Facebook y no la podrá ver, se la mando por correo electrónico. A todo esto ya llevo veinte minutos malgastados de siesta. Me empiezo a sentir culpable.
Me empieza a doler la espalda. Pienso que no es bueno estar tanto tiempo tumbada. Me levanto. Hago unos estiramientos. Pero antes de volver al ordenador decido que debo relajarme un poco. Me vuelvo a tumbar. La pantalla de nuevo se ilumina. Me informa de que a un amigo de Instagram le ha gustado mi foto de «Lolita» echando la siesta sobre mi pie. Gracias, pienso. Y lo escribo, gracias. Miro el reloj. Me concedo quince minutos para una siesta que me enfríe el cerebro antes de ponerme a escribir. Cierro los ojos. Escribo el primer artículo mentalmente. La frase de inicio.