BUENAS COSTUMBRES
¿De dónde procede lo que comemos? Intentar descubrirlo o comprender qué significa la lista de conservantes y colorantes de lo que nos llevamos a la boca nos resulta casi imposible hoy, pero no lo era hace un par de décadas. Médicos, periodistas y expertos en materia de nutrición tratan de aclarar nuestras dudas y prevenir a los consumidores con iniciativas como el documental y libro «Nnuestro veneno cotidiano»(Península), donde la periodista Monique Robin sigue el rastro a las sustancias químicas que llegan a nuestra mesa, o «Comer como antes, la mejor dieta», del doctor Laurent Chevallier, que exige a los fabricantes que indiquen por ley el origen y la composición exacta de sus productos. El nutricionista francés propone una dieta de «descondicionamiento» más que de adelgazamiento, con una primera fase de ataque –la palabra mágica– que es totalmente opuesta al método Dukan (soloproteínas); es decir, más frutas y más verduras. «Es necesario dejar de basar nuestra dieta en alimentos industriales, con mucha grasa, dulces y químicos que modifican nuestros sentidos, haciendo que se inclinen por lo dulce, sus colores, sus aromas... y provocan una adicción.» Además, hace hincapié en tomar siempre frutas y hortalizas de temporada que «están adaptadas a nuestra fisiología en función de la temperatura, luminosidad y actividad. En primavera necesitamos alimentos que ayuden a preparar la piel para el verano (frutas rojas: fresas y cerezas); en verano, que aporten un plus de hidratación (sandía o melocotones), y en invierno, que sean ricos en energía (castañas y patatas).