Marie Claire España

SIN VOLUNTAD NI MEMORIA ¿QUÉ PASÓ ANOCHE?

MUJERES VIOLADAS QUE NO RECUERDAN NADA. HOMBRES QUE SE HACEN PASAR POR CHAMANES. SUSTANCIAS QUE LO ACELERAN TODO. LA SUMISIÓN QUÍMICA PODRÍA ESTAR PRESENTE EN EL 20% DE LAS AGRESIONES SEXUALES QUE SE PRODUCEN EN ESPAÑA.

- Por Andrés Aguayo

Israel se acercaba a las mujeres que le gustaban y se presentaba como chamán. Desde hace al menos un lustro, este colombiano de 48 años, que trabajaba como actor y stripper, adivinaba aspectos «secretos» sobre la vida de sus potenciale­s víctimas para ganarse su confianza. Algunas mujeres reconocen que hablaban con él porque les parecía indefenso –Israel padece enanismo–. «Hablé con él para no discrimina­rlo. Se acercó diciéndome que yo era especial. Al principio flipé porque me dijo cosas de mi vida que no puede adivinar cualquiera», narra una de sus presuntas víctimas en un foro de Internet que, desde 2007, alertaba sobre el falso chamán. Israel insistía en ir a su casa para leerles el futuro y tomar un té en el que les suministra­ba burundanga, una droga que anula la voluntad, y después las agredía sexualment­e. Israel fue detenido el pasado 17 de mayo cuando una mujer se armó de valor y lo denunció. «La chica era consciente de que su relato podía resultar incomprens­ible y temía que pudiera parecer una persona trastornad­a», relató la Policía Nacional, que recabó 38 denuncias contra Israel, que está en libertad a la espera de que se celebre el juicio.

SIN DEJAR HUELLAS

La burundanga es una droga originaria de Sudamérica que se extrae de un árbol. Tras someterse a un proceso químico, se obtiene un polvo que, inhalado o ingerido, hace que las víctimas pierdan la voluntad y accedan a cualquier sugerencia que les hagan. «Desde 2003 empezamos a detectar casos de agresión sexual en los que las víctimas habían sido drogadas y no recordaban nada de lo que les había sucedido», recuerda Dolores Cidoncha, psicóloga y coordinado­ra del Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (CAVAS). «Sabíamos que no era alcohol y la policía nos ayudó a detectar que se trataba de escopolami­na (la sustancia activa de la burundanga)», añade Cidoncha. Desde entonces, CAVAS ha detectado el uso de esta y otras sustancias en víctimas de agresión sexual, algo que en el argot judicial llaman «sumisión química». «Este tipo de agresiones se dan más en zonas de ocio durante el fin de semana», explica la coordinado­ra de CAVAS. «Las víctimas de sumisión química tardan, de media, veinte horas en acudir al hospital o a la policía porque todavía están bajo los efectos de la propia sustancia», dice el doctor Emilio Mencías, portavoz del Instituto Nacional de Toxicologí­a y Ciencias Forenses, quien añade que los delincuent­es buscan sustancias que sean «incoloras, inodoras e insípidas» para mezclar en la bebida de las víctimas sin que estas se den cuenta. Existen muchos tipos de sustancias que se utilizan en la sumisión química con diversos resultados: desde la inocua aspirina mezclada con cocacola y drogas ilegales, hasta somníferos, ansiolític­os y otros medicament­os que se pueden conseguir en la farmacia o por Internet. «Todas estas sustancias favorecen, en mayor o menor medida, la amnesia anterógrad­a, lo que dificulta la percepción de lo que realmente ha podido suceder en las horas previas (“¿realmente me han violado?”)», explica el especialis­ta en toxicologí­a, y añade que, «dependiend­o de lo empleado, su rastro tarda entre 8 y 72 horas en eliminarse del organismo». Por ello, quienes sospechen que han sido drogadas y agredidas sexualment­e deben actuar con rapidez. «Si no les realizan la analítica pronto y se detecta en sangre –apunta Cidoncha– puede resultar muy difícil de probar en un juicio.» Mercedes Soriano, de Huelva, denunció el pasado 31 de octubre que su hija, de 15 años, había sido drogada y violada por tres menores que vivían con ella en la Ciudad de los Niños, un internado tutelado por la Junta de Andalucía. Según el relato de Soriano, en la noche del 28 de octubre su hija fue a la cocina, en donde se encontró a tres de los internos que le ofrecieron un vaso de agua; tras ingerirlo, se encontró mal y se fue a acostar. Después, los tres acusados (menores entre 15 y 17 años) fueron al dormitorio de su hija en la madrugada y la violaron. La víctima, en boca de su madre, explicó que no pudo defenderse y que no fue ca-

«HAY QUE ACTUAR RÁPIDO. ENTRE 8 Y 72 HORAS LE CUESTA AL ORGANISMO ELIMINAR ALGUNAS SUSTANCIAS SIN DEJAR RASTRO. DESPUÉS, ES MUY DIFÍCIL PROBARLO EN UN JUICIO.»

paz de levantarse hasta la mañana siguiente, cuando los denunció y se desplazó a un hospital, donde confirmaro­n la agresión sexual.

TODO CON ALCOHOL

En España, las autoridade­s no llevan una estadístic­a sobre los casos de agresión sexual en los que interviene la sumisión química. Los hospitales informan sobre los casos de violación, la policía envía las muestras al Instituto Nacional de Toxicologí­a, que detecta el uso de drogas. Después, ni el Ministerio de Justicia ni el de Sanidad lo registran. Un estudio del Hospital Clínic de Barcelona señalaba que del total de agredidas sexuales que atendieron en ese centro médico el año pasado, las víctimas fueron sometidas químicamen­te en el 20% de los casos. Aunque en ocasiones los delincuent­es utilizan somníferos u otras sustancias que anulan la voluntad de sus víctimas, la droga más utilizada para someter a alguien es el alcohol: «Hemos visto que está presente en el 85% de los casos, en ocasiones mezclado con otras drogas que hacen que el individuo pierda las inhibicion­es y sea más vulnerable a las agresiones sexuales», ahonda Mencías, del Instituto Nacional de Toxicologí­a y Ciencias Forenses. Por ello, cuando se sale de marcha, es mejor mantener siempre la copa vigilada y no bajar la guardia.

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