¿POR QUÉ ELLAS PREPARAN SAN VALENTÍN CON SEMANAS DE ANTELACIÓN Y ELLOS ESPERAN HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO?
El sujeto masculino, como el femenino, está capacitado para la planificación de los eventos clave para la pareja que se distribuyen a lo largo del calendario y que consolidan, más aún, la relación conyugal. Pero renunciamos a esa capacidad en pos del amor, la pasión, la espontaneidad y la sorpresa. Nunca habrías recibido esa caja de naranjas de haber existido una planificación. Tampoco el lote de productos manchegos formado por quesos, vinos y embutidos de caza. Es cierto, era de la gasolinera de abajo, pero ese día San Valentín cayó en do- mingo. ¿Lo podría haber comprado durante el sábado? Sí, pero renuncié. ¿Por qué? Por amor. Para avivar el fuego. Ella lo planifica con semanas de antelación. Él recibe su regalo, acertado, pensado. A continuación recibe un segundo obsequio, que guarda relación con el anterior pero que aún es mejor; ella mantiene el crescendo de la situación con un tercer regalo que supera a ambos. Notas que el fuego conyugal está ahí. Cuando te da los dos billetes para un fin de semana en Roma, él ya puede ver las llamas. Imaginad, amigas, que en esa situación en la que ella se sabe exitosa, él respondiera con tres regalos mejores y dos billetes para Nueva York. ¿Qué es esto, una partida de póker? No, amigas. Es aquí cuando el sujeto masculino da un paso atrás, cede el protagonismo, renuncia al reconocimiento conyugal y consigue, así, mantener el fuego. Del amor. Si por alguna razón alguna de vosotras accede a la agenda de su pareja, observará cómo el 14 de febrero no tiene ningún cir
culito rojo. Si es así, enhorabuena: no existe mayor indicio que demuestre que la llama sigue quemando. Os quiere con locura.