«ME GUSTA RODEARME DE OBRAS DE ARTISTAS MUY DIFERENTES.»
hol. También hay una escultura de madera de Rafael Amorós y varias obras en cajas de metacrilato de Manuel Solá, entre otros hallazgos exquisitos. «Adoro la estatua de jardín y el cuadro de Perico Pastor de mi baño. Por no hablar del mueble chino de mi dormitorio con sus cuadros de María Perelló, Gabriel Schmitz, Doug Anderson, o el desnudo de Marino Marini, así como las tortugas, que son una herencia familiar», comenta Santaolalla con cierta nostalgia. Paloma hija, por su parte, se dispone a enseñarnos, orgullosa, las tres curiosas y divertidas figuras hechas por Lolitas (www.lolitasbcn. com) que adornan su dormitorio en la planta superior de la casa. Fueron un encargo de su equipo de Nice Things y representan a su padre –recientemente fallecido–, a su madre y a ella misma. «Son entrañables y demuestran el cariño de quienes trabajan con nosotras. Nuestro equipo es fabuloso», sentencia Paloma Lanna. En su espacio privado, el apartamento de la planta baja, llaman mi atención unas fotos coloreadas de Sebastián Chillemi que encuentro en su dormitorio. «Me apasiona la fotografía y me gustaría poco a poco desarrollarla en mi trabajo con Nice Things», nos cuenta Lanna, que este septiembre se in- tegrará plenamente en la compañía como responsable de retail y distribución internacional. Sin duda, será el joven relevo de una empresa modelo que nació en 1995 de la mano de su madre y su padre, Miguel Lanna, y que hoy puede presumir de un crecimiento imparable. Además de las tiendas de España, tienen establecimientos en Francia, Grecia, Portugal y Andorra, aparte de estar presente en más de 1.500 puntos internacionales de venta. Su mercado exterior –Japón, Singapur, Taiwán o Rusia– representa el 64% de su facturación en tiendas multimarca.
CLIENTAS COMO MODELOS
«La clave está en nuestros diseños, que tienen un sello muy personal y se adaptan a un público de cero a ochenta años. Feminidad, originalidad, optimismo y sentido del humor son para nosotros un mantra. Además, establecemos una relación horizontal con nuestras clientas, siendo ellas las modelos de nuestros catálogos», añade entusiasmada la pequeña del clan, que pese a sus 22 años muestra gran pasión por su trabajo. Las cuatro colecciones se ciñen a cuatro temas diferentes por temporada, con unas 300 prendas textiles por colección y 200 accesorios
diseñados por el equipo liderado por Santaolalla, que comparte mesa de trabajo con su hija, quien ha resultado ser una alumna aventajada, testigo del trabajo de sus padres desde su infancia, y que hoy, tras la desaparición del cabeza de familia, se perfila como el brazo derecho de su madre. Escuchándolas hablar de su recién estrenada propuesta invernal descubrimos que el fervor de Santaolalla por el pintor argentino Sebastián Chillemi ha traspasado las fronteras de su casa y se plasma en los diseños de su colección Cat Couture. «Nuestras colecciones beben del arte, de décadas como los años veinte. Nos inspiramos en materiales como los minerales o en cosas como el teclado y la caligrafía de las máquinas de escribir antiguas», comenta Paloma Lanna.
DE MADRE A HIJA
Nuestro tour fotográfico por su casa ha finalizado y toca un ligero almuerzo en la terraza. La complicidad entre madre e hija es evidente. Se percibe la admiración con la que Paloma madre percibe el espíritu inquieto de su hija, que acaba de estrenarse como directora creativa del catálogo «Paloma Wool», una línea más joven que quiere impulsar y para la que su padre solía animarla con espe-