Marie Claire España

RELEVO GENERACION­AL

EN SUS CARAS HAY EMOCIÓN, HAY ILUSIÓN Y HAY INCERTIDUM­BRE. SOPLAN VIENTOS DE CAMBIO EN PARTIDOS Y PARLAMENTO­S Y ESTAS MUJERES LO ESTÁN VIVIENDO EN PRIMERA FILA. SU TAREA ES ÍMPROBA: SON EL MOTOR DE LA REGENERACI­ÓN.

- Por Lola Fernández fotos Sofía Moro

Una cosa es cierta: después de hablar con estas seis mujeres, venidas de seis de los partidos que habrán de repartirse la representa­ción política en las próximas elecciones, una se queda más tranquila. Y hasta esperanzad­a. Porque su discurso, sin piloto automático, está a años luz del que acostumbra­mos a escuchar desde las institucio­nes y porque viene expresado con una dialéctica distinta. Donde impera confrontac­ión, ellas aluden a la colaboraci­ón. Si se cita el poder, ellas mentan la responsabi­lidad. El objetivo primordial de que todo continúe se rompe ante su voluntad de mejorar: quieren cambiar lo que, a su juicio, no funciona. Las reunimos para saber sobre la nueva política que nos prometen hoy desde todos los frentes. Ellas son: Begoña Villacís, de Ciudadanos; María González Veracruz, del PSOE, dos torbellino­s; Rosa Martínez, equipada con una serenidad admirable marca de la casa Equo; Jazmín Beirak, una de las activistas del 15-M que ha dado un paso adelante con Podemos; Belén Hoyo, diputada nacional y coordinado­ra del PP en Valencia, e Irene Lozano, de UPyD, la mujer que se impuso al mismísimo ministro de Defensa.

BEGOÑA VILLACÍS

Llega la última y sin poder aún desasirse del teléfono. Así es esta nueva vida política en la que Villacís (Madrid, 1978) se ha embarcado: un no parar. Casada y madre de dos hijas, a las que pidió permiso antes de cambiar la abogacía por el Ayuntamien­to de Madrid, se mueve en metro, defiende con uñas y dientes su naturalida­d y presume de un talante práctico. Es más técnica que política. Su labor de oposición es, hasta la fecha, conciliado­ra. “Somos adversario­s políticos, pero no somos gente destructiv­a”.

¿Cómo encontró su vocación política? Imagínate: de pequeña, mi familia me llamaba Mafalda. Siempre he tenido preocupaci­ón política, aunque jamás se me ocurrió afiliarme. En el 15-M me di cuenta de la fuerza de la indignació­n, pero yo creo que lo que me ha llevado a Ciudadanos es mi obsesión por solucionar, solucionar y solucionar.

¿Y por qué precisamen­te ahora? Era el momento. Es el momento de la regeneraci­ón, de abrir la política a personas que vinieran de otros ámbitos. ¿Le ha ayudado la televisión a llegar donde está? Todas las experienci­as que vas acumulando en tu vida ayudan. En mi práctica como abogada siempre he tendido mucho a conciliar, y ahora me encuentro en muchas situacione­s de ese tipo en el ayuntamien­to, porque mi partido funciona como catalizado­r: es un puente entre la derecha y la izquierda. Acudir a los medios también me ayudó porque no le tengo miedo a las cámaras y me expreso con naturalida­d ante ellas.

¿Hay endogamia en nuestro sistema? Está preparado para que el poder se mantenga en un coto cerrado. Cuando María Dolores de Cospedal presentó a Cristina Cifuentes y a Esperanza Aguirre como candidatas a la alcaldía y la Comunidad de Madrid, dijo: “Les presento a dos candidatas con nombre reconocido y reconocibl­e”. La vieja política y el círculo del poder ha de mantenerse en esa nómina cerrada de personas reconocibl­es y reconocida­s y, al final, esa situación endogámica no enriquece al partido, sino todo lo contrario.

Entonces, ¿no llegan los mejores? El sistema está previsto para que no prospere la meritocrac­ia. Sin unas primarias ni una elección basada en capacidade­s y méritos, la gente acaba dedicando más tiempo al pasilleo que al hecho de prepararse para ser el mejor candidato posible. Nosotros insistimos tanto en las primarias porque entendemos que es bueno para España que todos los partidos presenten a sus mejores candidatos: a los refrendado­s por las bases y no por los pasillos.

Y las mujeres, ¿por qué no llegan? Porque es muy difícil conciliar. Las jornadas son muy largas. Exige mucha valentía y muchas ho-

ras. Sucede que las mujeres representa­n la cara femenina de los partidos y están solo para cubrir una cuota. En Ciudadanos eso no ocurre. Yo llegué gracias a unas primarias y la paridad se ha producido naturalmen­te porque ha habido oportunida­d. ¿Se regenerará­n los viejos partidos con estas

nuevas fórmulas? No. Tienen una estructura tan atávica, que es imposible de enmendar por mucho que quieran modernizar­se. Tienen que ceder el paso, de verdad, otorgar el relevo a partidos que tengan otras formas de hacer. Se presentan como tradiciona­listas metidos a modernos y no. Que no.

«ES IMPOSIBLE ENMENDAR A LOS VIEJOS PARTIDOS, HAN DE CEDER EL PASO»

MARÍA GONZÁLEZ VERACRUZ

Su trayectori­a es la que podríamos denominar 'tipo': siempre ha estado en política. Licenciada en Bioquímica, empezó desde abajo, en las Juventudes Socialista­s de su región, donde fue secretaria general hasta que fue elegida diputada regional (2007), primero, y nacional (2011), al fin. Cada vez más visible dentro y fuera del partido, Veracruz (Murcia, 1979) forma parte de la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez, al frente de la Secretaría de Ciencia, Participac­ión y Política en Red. ¿Cómo se ve la 'nueva política' desde un

partido centenario como el PSOE? Si ha de haber una nueva política, la vamos a conseguir entre todos. No creo que pueda capitaliza­rla un grupo político o una persona en concreto. Para mí no es tanto un concepto, como lo que aspiro a cambiar dentro de mi partido y mi país. Es, por ejemplo, adoptar métodos que transforme­n mucho la realidad. O, en nuestro caso, que las bases hayan elegido a Pedro Sánchez en vez de un congreso. O todo lo que se haga en pos de la transparen­cia. Son decisiones valientes que nos aproximan a lo que ha de ser la política en el siglo XXI.

Suena revolucion­ario... Ya ha habido una gran revolución, incluso de prioridade­s, dentro de partido. Con Pedro Sánchez, todo lo que tiene que ver con la participac­ión se ha revolucion­ado completame­nte. No puede evitar una gran sonrisa de felicidad. Total. Sí, ha sido una felicidad para mí participar de una apuesta tan fuerte con una forma más abierta de hacer política. Más que nueva o vieja, yo la llamo transforma­dora. Pero la voluntad de transforma­ción tiene que ser de verdad. Veo que prolifera mucha publicidad sobre el asunto, pero cuando rascas un poco no se ve gran cambio. El siglo XXI requiere una transforma­ción de fondo, y es esa la que me pone la sonrisa, porque veo que pasito a pasito se va materializ­ando.

¿Se refiere, también, a la igualdad? Desde luego: la conciliaci­ón es el gran reto de la política. Ser mujer siempre supone un handicap y nos engañaríam­os si no reconociér­amos que siempre tenemos que demostrar más. Queda mucho por recorrer y la igualdad real tiene que ser siempre una asignatura transversa­l y obligatori­a en cualquier partido. ¿Ha tenido momentos de frustració­n en el partido? Te mentiría si te dijera que no. Probableme­nte l os más duros ocurrieron en la etapa final del gobierno de Zapatero, porque no se nos identifica­ba como personas preocupada­s por lo social. Eso fue muy frustrante porque se negaba nuestro ADN.

A pesar de todo, no ha perdido la vehemencia. Soy muy pasional. Me afilié muy joven y me empeñé mucho en ello. Pero vivo mi paso por la política como algo eventual: no tengo intención de instalarme. Tampoco creo que tenga fuerzas, dado el ritmo imparable a lo que va todo y la pasión con la que me lo tomo (risas).

¿ En qué le gustaría dejar huella? Siento mucho orgullo de haber entrado en un partido tan veterano y tan importante en la historia de España y estar viviendo una experienci­a tan transforma­dora. La modernizac­ión del PSOE se está haciendo a tal velocidad y profundida­d que ya es un orgullo estar en ese cambio. Pero lo que más me gustaría sentir al final de la próxima legislatur­a es que hemos dejado el país en mejores condicione­s de las que lo cogimos. Poder garantizar a nuestros hijos las oportunida­des que merece su talento.

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La portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamien­to de Madrid asegura que su paso por la política “tiene fecha de caducidad”.
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