RELEVO GENERACIONAL
EN SUS CARAS HAY EMOCIÓN, HAY ILUSIÓN Y HAY INCERTIDUMBRE. SOPLAN VIENTOS DE CAMBIO EN PARTIDOS Y PARLAMENTOS Y ESTAS MUJERES LO ESTÁN VIVIENDO EN PRIMERA FILA. SU TAREA ES ÍMPROBA: SON EL MOTOR DE LA REGENERACIÓN.
Una cosa es cierta: después de hablar con estas seis mujeres, venidas de seis de los partidos que habrán de repartirse la representación política en las próximas elecciones, una se queda más tranquila. Y hasta esperanzada. Porque su discurso, sin piloto automático, está a años luz del que acostumbramos a escuchar desde las instituciones y porque viene expresado con una dialéctica distinta. Donde impera confrontación, ellas aluden a la colaboración. Si se cita el poder, ellas mentan la responsabilidad. El objetivo primordial de que todo continúe se rompe ante su voluntad de mejorar: quieren cambiar lo que, a su juicio, no funciona. Las reunimos para saber sobre la nueva política que nos prometen hoy desde todos los frentes. Ellas son: Begoña Villacís, de Ciudadanos; María González Veracruz, del PSOE, dos torbellinos; Rosa Martínez, equipada con una serenidad admirable marca de la casa Equo; Jazmín Beirak, una de las activistas del 15-M que ha dado un paso adelante con Podemos; Belén Hoyo, diputada nacional y coordinadora del PP en Valencia, e Irene Lozano, de UPyD, la mujer que se impuso al mismísimo ministro de Defensa.
BEGOÑA VILLACÍS
Llega la última y sin poder aún desasirse del teléfono. Así es esta nueva vida política en la que Villacís (Madrid, 1978) se ha embarcado: un no parar. Casada y madre de dos hijas, a las que pidió permiso antes de cambiar la abogacía por el Ayuntamiento de Madrid, se mueve en metro, defiende con uñas y dientes su naturalidad y presume de un talante práctico. Es más técnica que política. Su labor de oposición es, hasta la fecha, conciliadora. “Somos adversarios políticos, pero no somos gente destructiva”.
¿Cómo encontró su vocación política? Imagínate: de pequeña, mi familia me llamaba Mafalda. Siempre he tenido preocupación política, aunque jamás se me ocurrió afiliarme. En el 15-M me di cuenta de la fuerza de la indignación, pero yo creo que lo que me ha llevado a Ciudadanos es mi obsesión por solucionar, solucionar y solucionar.
¿Y por qué precisamente ahora? Era el momento. Es el momento de la regeneración, de abrir la política a personas que vinieran de otros ámbitos. ¿Le ha ayudado la televisión a llegar donde está? Todas las experiencias que vas acumulando en tu vida ayudan. En mi práctica como abogada siempre he tendido mucho a conciliar, y ahora me encuentro en muchas situaciones de ese tipo en el ayuntamiento, porque mi partido funciona como catalizador: es un puente entre la derecha y la izquierda. Acudir a los medios también me ayudó porque no le tengo miedo a las cámaras y me expreso con naturalidad ante ellas.
¿Hay endogamia en nuestro sistema? Está preparado para que el poder se mantenga en un coto cerrado. Cuando María Dolores de Cospedal presentó a Cristina Cifuentes y a Esperanza Aguirre como candidatas a la alcaldía y la Comunidad de Madrid, dijo: “Les presento a dos candidatas con nombre reconocido y reconocible”. La vieja política y el círculo del poder ha de mantenerse en esa nómina cerrada de personas reconocibles y reconocidas y, al final, esa situación endogámica no enriquece al partido, sino todo lo contrario.
Entonces, ¿no llegan los mejores? El sistema está previsto para que no prospere la meritocracia. Sin unas primarias ni una elección basada en capacidades y méritos, la gente acaba dedicando más tiempo al pasilleo que al hecho de prepararse para ser el mejor candidato posible. Nosotros insistimos tanto en las primarias porque entendemos que es bueno para España que todos los partidos presenten a sus mejores candidatos: a los refrendados por las bases y no por los pasillos.
Y las mujeres, ¿por qué no llegan? Porque es muy difícil conciliar. Las jornadas son muy largas. Exige mucha valentía y muchas ho-
ras. Sucede que las mujeres representan la cara femenina de los partidos y están solo para cubrir una cuota. En Ciudadanos eso no ocurre. Yo llegué gracias a unas primarias y la paridad se ha producido naturalmente porque ha habido oportunidad. ¿Se regenerarán los viejos partidos con estas
nuevas fórmulas? No. Tienen una estructura tan atávica, que es imposible de enmendar por mucho que quieran modernizarse. Tienen que ceder el paso, de verdad, otorgar el relevo a partidos que tengan otras formas de hacer. Se presentan como tradicionalistas metidos a modernos y no. Que no.
«ES IMPOSIBLE ENMENDAR A LOS VIEJOS PARTIDOS, HAN DE CEDER EL PASO»
MARÍA GONZÁLEZ VERACRUZ
Su trayectoria es la que podríamos denominar 'tipo': siempre ha estado en política. Licenciada en Bioquímica, empezó desde abajo, en las Juventudes Socialistas de su región, donde fue secretaria general hasta que fue elegida diputada regional (2007), primero, y nacional (2011), al fin. Cada vez más visible dentro y fuera del partido, Veracruz (Murcia, 1979) forma parte de la Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez, al frente de la Secretaría de Ciencia, Participación y Política en Red. ¿Cómo se ve la 'nueva política' desde un
partido centenario como el PSOE? Si ha de haber una nueva política, la vamos a conseguir entre todos. No creo que pueda capitalizarla un grupo político o una persona en concreto. Para mí no es tanto un concepto, como lo que aspiro a cambiar dentro de mi partido y mi país. Es, por ejemplo, adoptar métodos que transformen mucho la realidad. O, en nuestro caso, que las bases hayan elegido a Pedro Sánchez en vez de un congreso. O todo lo que se haga en pos de la transparencia. Son decisiones valientes que nos aproximan a lo que ha de ser la política en el siglo XXI.
Suena revolucionario... Ya ha habido una gran revolución, incluso de prioridades, dentro de partido. Con Pedro Sánchez, todo lo que tiene que ver con la participación se ha revolucionado completamente. No puede evitar una gran sonrisa de felicidad. Total. Sí, ha sido una felicidad para mí participar de una apuesta tan fuerte con una forma más abierta de hacer política. Más que nueva o vieja, yo la llamo transformadora. Pero la voluntad de transformación tiene que ser de verdad. Veo que prolifera mucha publicidad sobre el asunto, pero cuando rascas un poco no se ve gran cambio. El siglo XXI requiere una transformación de fondo, y es esa la que me pone la sonrisa, porque veo que pasito a pasito se va materializando.
¿Se refiere, también, a la igualdad? Desde luego: la conciliación es el gran reto de la política. Ser mujer siempre supone un handicap y nos engañaríamos si no reconociéramos que siempre tenemos que demostrar más. Queda mucho por recorrer y la igualdad real tiene que ser siempre una asignatura transversal y obligatoria en cualquier partido. ¿Ha tenido momentos de frustración en el partido? Te mentiría si te dijera que no. Probablemente l os más duros ocurrieron en la etapa final del gobierno de Zapatero, porque no se nos identificaba como personas preocupadas por lo social. Eso fue muy frustrante porque se negaba nuestro ADN.
A pesar de todo, no ha perdido la vehemencia. Soy muy pasional. Me afilié muy joven y me empeñé mucho en ello. Pero vivo mi paso por la política como algo eventual: no tengo intención de instalarme. Tampoco creo que tenga fuerzas, dado el ritmo imparable a lo que va todo y la pasión con la que me lo tomo (risas).
¿ En qué le gustaría dejar huella? Siento mucho orgullo de haber entrado en un partido tan veterano y tan importante en la historia de España y estar viviendo una experiencia tan transformadora. La modernización del PSOE se está haciendo a tal velocidad y profundidad que ya es un orgullo estar en ese cambio. Pero lo que más me gustaría sentir al final de la próxima legislatura es que hemos dejado el país en mejores condiciones de las que lo cogimos. Poder garantizar a nuestros hijos las oportunidades que merece su talento.