REINAS DEL CRIMEN
PERSONAJES INADAPTADOS, ENIGMAS SOBRENATURALES Y ASESINATOS ESPELUZNANTES: LOS ESCALOFRÍOS NO DAN UN RESPIRO EN LAS PÁGINAS DE ESTAS TRES NOVELAS.
La novela negra parece resistir las modas mejor que cualquier otro género. Cuando ya te has recorrido la infinita lista de autores que forman el stablishment criminal, siempre puedes acudir a una fuente inagotable de nuevos talentos. Un buen ejemplo es la estadounidense Ottessa Moshfegh, que con la oscura y perversa Mi nombre era Eileen se ha hecho acreedora de premios y conquistado al público menos escrupuloso. Su protagonista es una inadaptada que odia tanto al mundo como a sí misma, y que pasa sus días entre el cuidado de un padre alcohólico y su empleo en un correccional de menores. Cuando una atractiva terapeuta llega al centro y traba una relación especial con Eileen, el relato salta del retrato naturalista a la trama criminal. John Banville (es decir, Benjamin Black) ha descrito como terriblemente divertida esta novela que ve como un encuentro de Jim Thompson y Patricia Highsmith. Uno de los debuts más comentados de 2016.
GEOGRAFÍAS CERCANAS Jacobo de Arce
pasó muchos veranos de su infancia. En Un lugar a donde ir, segunda entrega con la teniente de la guardia civil Valentina Redondo (ojo al homenaje) como protagonista, el cadáver de una joven vestida como una princesa medieval aparece en unas ruinas cerca de la costa. Una muerte misteriosa que pareciera haber viajado a través de los siglos a la que siguen otros misteriosos asesinatos.
ARRIBA Y ABAJO
La autora francesa Leila Slimani se hizo este año con el último Premio Goncourt gracias a una novela que arranca con una escena espeluznante de la que, poco a poco, iremos conociendo los antecedentes: una pareja de mediana edad contrata a la que parece la niñera perfecta, pero la relación entre ella y la familia se precipita a través de diversos episodios que desembocan en el abismo finalinicial. Aquí no hay detectives ni grandes interrogantes, solo la escritura seca de Slimani retratando sin compasión una sociedad en la que el amor, el trabajo, la educación o la clase social todavía son grietas por las que se puede deslizar la tragedia.