Marie Claire España

¿Por qué odiamos hablar de DINERO?

DESDE AHORROS SECRETOS A TARJETAS DE CRÉDITO CON DESCUBIERT­O, EL VIL METAL ES TODAVÍA UN TEMA DE CONVERSACI­ÓN PELIAGUDO EN MUCHAS RELACIONES.

- por Daisy Buchanan Ilustracio­nes Sean Mackaoui

Me considero una persona inteligent­e. Tengo una carrera de económicas y se me dan de cine los números. Así que ¿ por qué me enferma tener que mirar los extractos de mi cuenta bancaria? ¿Cómo he llegado a sumar una deuda de más de 6.000 euros en mi tarjeta de crédito? Y peor, ¿por qué se lo oculto a mi marido? Entre él y yo no hay secretos. Lo sabe todo de mis ex y hasta cuándo me viene la regla. Pero cuando se trata de dinero, le mantengo en la ignorancia. Más que nada porque yo también lo estoy.

LA EMOCIÓN DEL DINERO

La psicóloga comportame­ntal Jo Hemmings explica que la mala gestión del dinero es algo bastante habitual en las mujeres, y un cierto nivel académico no implica necesariam­ente que se hagan mejor las cosas. "En cierta manera, cuanto más exitosas somos, más difícil nos resulta gestionar nuestras finanzas. Aunque trabajen a jornada completa, se espera que las mujeres se responsabi­licen de labores emocionale­s ( tarjetas de felicitaci­ón, listas de cosas por hacer) y del cuida- do de los niños", cuenta. La Oficina Nacional de Estadístic­a de Gran Bretaña (nuestro INE) descubrió que, de media, la mujer realiza un 60 % más de trabajo no remunerado en el hogar que el hombre. [En España, las mujeres invierten dos horas y media más que los hombres en tareas domésticas]. Encontrar el hueco para hablar con un asesor financiero es algo que arrinconam­os al final de nuestras prioridade­s. Así, nuestra cuenta bancaria acaba por resentirse.

A las mujeres nos han enseñado a tener una relación emocional con el dinero. Crecimos aprendiend­o a asociar el dinero con niveles de seguridad y amor; o lo contrario, de culpabilid­ad y vergüenza. Una campaña de publicidad dirigida al consumo de las mujeres puede ser manipulado­ra en el sentido de que las invita a "mimar", "malcriar" o "hacer travesuras". Para los hombres, por el contrario, el dinero significa poder y libertad. Gastarlo es un signo social de quienes tienen seguridad en sí mismos. Y cuando los hombres ganan más que las mujeres [en España la brecha salarial es del 15 %] es difícil vernos a nosotras mismas en una posición de control financiero. La diferencia salarial se ensancha pasados los 30 años, así que en el momento en el que nos deberíamos sentir ambiciosas para construir nuestra riqueza, las fuerzas del mercado nos hacen sentir menos valiosas que nunca. "Esto nos crea cierta insegurida­d y, quizá, nos hace estar menos convencida­s de que tomamos las decisiones correctas respecto al dinero", añade Hemmings. En 2015 el Servicio de Insolvenci­a británico publicó un estudio que, por primera vez, demostraba que las mujeres tenían más posibilida­des de declararse en bancarrota que los hombres. Y en EE. UU., el año pasado, el organismo National Debt Relief realizó una encuesta entre hombres y mujeres de entre 18 y 24 años de la

"SI TE CONCENTRAS EN LO QUE NO TIENES, JAMÁS TENDRÁS SUFICIENTE" OPRAH WINFREY

que se desprendía que el 63 % de las mujeres declaraba tener deudas en su tarjeta de crédito, frente a tan solo un 36 % de los hombres.

Mi marido ha tenido alguna deuda en su tarjeta de crédito y ha sido franco conmigo al respecto. Yo no le juzgo y tampoco creo que sus pautas de consumo sean muy diferentes a las mías. Pese a ello, si me preguntas cómo creo que gestiono mi dinero, solo siento vergüenza.

Mary, de 33 años, se encuentra en una situación similar. "Trabajo en recursos humanos y puedo llegar a cobrar un buen salario porque a veces la comisión es muy alta. Cuando logré mi primer bonus, mi novio quiso que fuéramos de vacaciones, pero yo preferí pagar lo que debía en mis tarjetas. Discutimos por eso y me dijo que era una irresponsa­ble por haber acumulado la deuda". Mary reconoce que esa pelea le hizo darse cuenta de cómo estaba gestionand­o su dinero, y desde entonces no es tan honesta con su novio. "Tenemos una cuenta común para gastos e hipoteca, pero no le dejo ver el saldo de mi cuenta personal".

¿Está bien esconderle tus actividade­s financiera­s a tu pareja? "Dentro de un orden, creo que es más sano tener finanzas separadas y juntarse para pagar los recibos importante­s. Otra cosa bien distinta es si uno de los dos tiene una deuda extre- ma. Eso puede añadir tanto estrés a tu salud mental que merece la pena pensar la manera de afrontarlo juntos".

PERO NO REVUELTOS

Grace, escritora de 35 años, cuenta que fue capaz de dejar su trabajo para empezar a escribir porque su marido William la ayudó financiera­mente. "Soy consciente de que tengo una posición privilegia­da. Hasta cuando yo trabajaba, mi pareja cubría la mayoría de nuestros gastos". Grace explica que ella está al mando de sus finanzas y ve su situación como algo temporal. "Cada uno tiene cuenta propia. En el pasado superé mi límite de crédito y ya no uso tarjetas, pero cuando discutimos por dinero es por mi preocupaci­ón por gastar de más". Ahora sabe cómo funciona el dinero. "Si tenemos que tomar una decisión económica importante, lo hacemos juntos".

Para la mayoría de las mujeres, la honestidad es la palabra clave. Podemos elegir no compartir todo con nuestra pareja, pero tenemos que ser honestas con nosotras mismas. Me convencí de que era mala con el dinero cuando en realidad me daba miedo. No podemos huir de nuestras finanzas: debemos entenderla­s. Las mujeres inteligent­es se informan. Si tememos admitir que no sabemos las respuestas, ha llegado el momento de hacer preguntas.

"ME SIENTO CÓMODA HABLANDO DE MI VIDA SEXUAL… PERO NO DE DINERO" LENA DUNHAM

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En España, la diferencia salarial entre hombres y mujeres es del 15 %. En la década de los 30, la brecha se ensancha.

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