ÉXITO SEGURO.
Lo nuevo de Paquita Salas.
Cuando a principios de año Ana Obregón anunció que preparaba una serie para Netflix, la prensa rosa rescató su mote de photocall. Para Netflix. Ya. ¿Antes del programa para la televisión pública estadounidense del que nunca se supo nada o después de la película inspirada en Homeland que jamás se rodó? Ay, Anita la Fantástica. Siempre con sus titula-
res. Pero Ana Obregón aparece en los créditos de una serie de Netflix. Brays Efe la quería en el episodio de Paquita Salas que Javi Calvo y Javier Ambrossi le propusieron escribir para la segunda temporada. Uno crece con ¿Qué apostamos? y pasan estas cosas.
DE AQUÍ Y DE ALLÁ
Los cameos de Andrés Pajares y de algún exconcursante de la última edición de Operación Triunfo ya no son su responsabilidad. De que el humor de Paquita Salas se columpie entre la cultura pop millennial y las sobremesas de Telecinco se hacen cargo Los Javis. En el regreso de la serie que nació en Flooxer, la plataforma digital de Atresmedia, cada episodio, cuenta Efe, tiene su personalidad. La que se rearma es la de Paquita. A la representante de actores le llegan los modelitos vaqueros de Mayte Zaldívar y la fuerza de Frances McDormand en Tres anuncios a las afueras. "Esto va a quedar un poco de flipada, pero lo voy a decir igual. Lo que más me diferencia de Paquita es la edad. Para crear el personaje, entonces, pensé: '¿qué he visto yo en cine con mujeres de más de 50 que me haya impresionado?'. Y justo acababa de ver Tres anuncios, con McDormand, y Elle, con Isabelle Huppert. Son personajes que no viven la tragedia desde la desesperación, desde el dolor abierto, sino como algo más que se suma a tu bagaje. Sentí que quizá esa sensación de normalidad fuerte tenía algo que ver con ser una mujer de 50 años". Con Paquita, Efe también ha sentido la quemazón de la cera. De la de depilar. "No llego a entender por qué cosas como hacerse las cejas están tan arraigadas cuando pienso en lo que me duele. Tengo que mentalizarme de que se pasa por esto como si fuera algo normal. Creo que es una metáfora de tantas otras cosas en la vida de la mujer". Sobre la idea del éxito también ha reflexionado Efe con Paquita. "Me ha hecho pensar mucho en el tema. Es una cuestión interna, con dobleces. Puede que tu proyecto lo vea mucha gente, pero tú no estés contento con él. ¿Hasta qué punto lo profesional es donde quieres poner las esperanzas de tu realización personal? Cada vez creo más que el éxito es la tranquilidad, la paz mental". Por la primera temporada, a Lidia San José, que desde hace dos años trabaja en México y acaba de grabar otra serie para Netflix, la enyesaron de "valientes". Qué valor autoparodiar en pantalla su propia sequía de papeles. "No me considero así por hacer Paquita. Incluso yo exageré la parodia. Al contrario de lo que cree la gente, ni siquiera me parezco a mi personaje. Lo que sí es cierto es que he hecho muchos Pasapalabra". Pero es que tanto "glamour", dice Belén Cuesta, encarnación de la Sancho Panza de Paquita, no hay en esto. "La gente piensa que es todo divinidad, y para nada. Está muy bien que desde el humor el público pueda ver cómo es en realidad".
NAVARRETE LLEGA A HOLLYWOOD
Tampoco Efe es su personaje. Él se queda con la multidisciplinaridad cafeinada de Alaska, admira el humor de Joan Rivers y tiene un fan, Josh Hutcherson, en Hollywood. Y miles, pese al localismo de las referencias, en toda Latinoamérica. Aún intenta comprender cómo ha pasado. "Creo que con Paquita Salas se ve la humanidad más descarnada. Es fuerte y débil. Y es como cuando yo veo The Good Wife, que me gusta ver la casa de Alicia Florrick en Chicago, su escritorio o las particularidades de su trabajo aunque no entienda de qué sentencia habla". Además, qué va ser él como Paquita. A él lo dulce, regular. Rechazaría un Tigretón. Prefiere el cocido de Malacatín.
"LA GENTE PIENSA QUE EN ESTA PROFESIÓN TODO ES 'GLAMOUR'. ESTÁ MUY BIEN QUE DESDE EL HUMOR
VEAN LA REALIDAD"