Recapitulando
Terminar el año es, para muchos de nosotros, enfrentarnos a nuestra particular check- list de los propósitos, buenas intenciones, obligaciones, expectativas, sueños, aspiraciones, haberes y deberes que habíamos previsto cumplir doce meses antes. Siendo realistas, en la mayoría de los casos ( y muy concretamente en mi lista), las equis ganan por goleada. Quizá porque los objetivos eran demasiado ambiciosos, quizá por una desmemoria conscientemente alimentada, quizá por falta de foco… Para curiosas empedernidas –como es mi caso– cantaré algunos de mis f r acasos: mantenerme en mi peso (físicamente imposible. Y no será porque el equipo de belleza de Marie Claire no cubra escrupulosamente la buena praxis de la nutrición, nos tenga al tanto de las dietas más saludables y comparta trucos, tratamientos y aparatología puntera. Detesto a las personas que no cambian de talla en toda su vida. Y punto); crear rutinas (anímicamente imposible. Envidio a las personas que todos los jueves comen paella, desayunan a diario en el mismo bar, acuden a la misma hora los mismos días al gimnasio o van al cine todos los lunes a la sesión de 8 sin cansarse. ¿Cómo lo logran? Para mí, un misterio. Y más leyendo las páginas de Gastro y Cooltura de esta revista, siempre llenas de nuevos restaurantes, comida rica y mejores planes); abrazar el minimalismo (materialmente imposible. Y la culpa es del departa- mento de moda de Marie Claire. ¿Quién puede resistirse a sus shoppings? No quiero regodearme en mis fracasos y sé que este ya lo he confesado, así que, como Forrest Gump: No tengo nada más que decir de esto")… y aquí termino, que me deprimo. Sobre mis éxitos, algunos hay, pero no quiero parecer presuntuosa. Para el 2019 voy a cambiar de táctica. La idea es reducir al máximo los propósitos –3 a lo sumo–, vivir en atención plena ( gran concepto aprendido gracias a la experiencia mindfulness descrita en este número) cada avance o retroceso para realinearnos y marcar alertas aleatorias en el calendario para comprobar su estado de (in)cumplimiento. La teoría está clara. El quid está en saberla poner en práctica. Ya lo dijo Margaret Thatcher: no por meter todos los ingredientes juntos en el horno, necesariamente conseguiremos hacer un buen pastel.