MÁS QUE MIL PALABRAS.
Helena Christensen.
En el campo de refugiados de Mahama, en Ruanda, la libertad de elección ha encogido y las renuncias se han inflamado. ¿Deberían recortar la variedad de alimentos para poder construir letrinas? "Elijamos lo que elijamos", explica Paul Kenya, responsable del campo, "alteramos la calidad de vida de los refugiados". Desde 2015, tras la ignición de conflictos étnicos internos, en Ruanda se han instalado unos 100.000 burundeses. Según Acnur, los fondos disponibles para Tanzania, Uganda y Ruanda, los tres países que cobijan a los refugiados de Burundi, raspa el 28% del total que necesitan. En el campo ruandés, con 58.000 burundeses, aún andan sustituyendo por ladrillo las tiendas que se desplegaron en 2015. Para alertar sobre "una de las crisis más olvidadas del mundo", Helena Christensen, embajadora de Acnur, cogió el avión. Su imagen llama la atención y sus imágenes alertan. La danesa dedica su tiempo libre a la fotografía, y las que toma en sus viajes aparecen en revistas y exposiciones. Esta vez lo hicieron en Instagram. En @refugees compartió las historias que había visto. Entre ellas, la del proyecto Made51, donde las mujeres confeccionan cestas y prendas tradicionales para venderlas en el mercado internacional. A la modelo le llamó la atención la risa. Cómo sonaba en el campo pese a la dureza de los días.