RADIOFRECUENCIA
En qué consiste. En este caso, para manejar el proceso de envejecimiento, se utiliza la energía física que proporciona la radiofrecuencia. Se trata de un tratamiento no invasivo que no produce dolor ni molestias. Consiste en aplicar ondas electromagnéticas de alta frecuencia para calentar de manera controlada las distintas capas de la piel. Así se consigue aumentar la vascularización de la zona y estimular la producción de colágeno, lo que aporta mayor elasticidad y una disminución de las líneas de expresión. Presenta un efecto flash inmediato tras el tratamiento, pero los resultados finales no se aprecian hasta pasados unos tres meses. Está indicado en casos de flacidez facial, lo que incluye
la papada y los párpados caídos; pero también en flacidez corporal, en aquellas personas con sobrepeso que sufren cúmulos de grasa, y en la mejora de la celulitis y las estrías. No es un tratamiento indicado si se desea obtener efectos inmediatos más allá de las dos horas.
A tener en cuenta. Cuando se aplica un tratamiento con radiofrecuencia observamos una piel tersa y una reducción considerable de la flacidez y las arrugas, ya que se tensa la piel de forma progresiva desde el primer mes, aunque este efecto es mucho más notorio a partir del cuarto mes. Eso sí, el tratamiento debe ser constante, pues una vez finalizado, todo vuelve a su sitio.