LA GABARDINA
NI LA INVENTÓ BURBERRY NI SU PRIMER ESCENARIO FUE UNA TRINCHERA, PERO NO SON LAS ÚNICAS FICCIONES: DETECTIVES, MAFIOSOS, ESPÍAS, MUJERES FATALES... HOLLYWOOD SE LA HA PUESTO A SUS MEJORES PERSONAJES.
EN ORIGEN, AQUASCUTUM Y BURBERRY FUERO FUNDADAS EN EL S. XIX ÚNICAMENTE PARA CONFECCIONAR GABARDINAS
Habrás escuchado mil veces que la gabardina es una prenda de origen militar, que se comenzó a utilizar en la Primera Guerra Mundial, una guerra de trincheras: de ahí su denominación, trench coat, en los países angloparlantes. La llaman piloto en Argentina, aunque jamás hemos visto a un aviador surcar el cielo con ella. En España, sin embargo, se le atribuyen dos etimologías: por un lado, la suma de gabán y tabardo (dos prendas de abrigo antiguas), y por otro, garibaldina, porque, según la leyenda, las tropas de Garibaldi fueron las primeras en usarla, en 1861. Todo es mentira.
EL MITO BÉLICO
En la Gran Guerra hubo gabardinas, eso es cierto. Pero los soldados que se rebozaban en el fango no llevaban las de Aquascutum y Burberry, que eran propias de los oficiales de alto rango. Estas firmas adaptaron el diseño para uso militar, y ellos lo integraron en su uniforme como símbolo de distinción social y de clase. La imagen del intrépido caballero que arriesga su vida en el esfuerzo bélico, ataviado con su gabardina, fue más poderosa que cualquier campaña de marketing, y al mundo entero se le grabó esa estampa, dejando atrás la historia real, que tuvo lugar cuarenta años antes de la garibaldina y casi un siglo antes de la Primera Guerra Mundial, en la húmeda Escocia.
MÉRITO BRITÁNICO
Pionero en superponer dos capas de algodón engomado con una de caucho en medio, el químico e inventor Charles Macintosh (Glasgow, 1766) patentó el tejido impermeable en 1823. Perfecto para practicar deportes de exterior y el servicio militar, Macintosh bautizó como Mack el abrigo impermeable y fundó una fábrica textil para producirlo.
Un sastre de Mayfair, John Emary (Lullingston, Kent, 1810) se percató del potencial del Mack, de forma que mejoró el diseño y en 1851 creó una marca para comercializarlo: Aquascutum, que en latín significa escudo contra el agua. Lo mismo hizo Thomas Burberry, un joven vendedor de ropa de Hampshire, en 1856. "¿Y por qué la gabardina de Burberry es más famosa que el resto?", te preguntarás. Porque este británico inventó el tejido gabardina en 1879, fruto de impermeabilizar las hebras de algodón y las fibras de lana individualmente (en lugar de los tejidos acabados). Su gabardina fue la más transpirable hasta la fecha, y se
popularizó entre exploradores, aviadores y otros hombres de acción.
A pesar de su fama, las de Burberry y Aquascutum eran caras, de forma que otras marcas pasaron a comercializar una versión más asequible (y similar a la contemporánea). Así se convirtió en tendencia durante la guerra, tanto entre soldados –para imitar a sus superiores– como entre civiles –impresionados por esa herencia bélica–, de forma que el término trench se usó por primera vez en una revista de sastrería en 1916. Designaba una pieza así caracterizada: cuello abotonado para proteger del gas venenoso, capa para que el agua resbale, palas indicativas del rango, doble solapa en el pecho y una tercera delante de la axila que proporcione ventilación, cinturón equipado con anillas para enganchar los accesorios, puños ajustables, bolsillos profundos, longitud hasta la pantorrilla y un forro cálido y extraíble que pueda hacer las veces de lecho. Como es natural, los militares volvieron a llevar gabardina en la Segunda Guerra Mundial.
OLD HOLLYWOOD
Durante los años cuarenta, el diseño caló aún más entre el gran público, y el cine aprovechó todas sus connotaciones para colocársela a los nuevos héroes de la sociedad: los actores. Detectives, periodistas, espías, mujeres fatales y cualquier personaje caracterizado por su astucia, nobleza o inteligencia ha llevado trench en la gran pantalla. ¿Conclusión? Ha resultado imposible que pasara de moda desde entonces.