"CREO QUE HE NACIDO CON UN DON PARA CONTAR HISTORIAS”
UNA DE LAS ESCRITORAS Y PENSADORAS MÁS RESPETADAS DE SU GENERACIÓN, ADEMÁS DE ICONO FEMINISTA, CHIMAMANDA NGOZI ADICHIE, HABLA CON MARIE CLAIRE SOBRE IGUALDAD, IDENTIDAD Y SEGUIR HACIENDO CASO A SU MADRE.
CCon su hija de tres años en brazos, Chimamanda Ngozi Adichie llega a nuestra sesión de fotos con un pañuelo en la cabeza, leggings negros, un top negro drapeado y un elegante kimono de seda de Zara. Tiene la precaución de no mencionar el nombre de su hija cuando la presenta [Adichie es superprotectora de la privacidad de su hija], pero cariñosamente se refiere a ella como su “Bubu” y dice que “se parece a su padre”. Su padre, y marido de la autora desde hace diez años, es Ivara Esege, médico de la prestigiosa Universidad de Maryland. Un hombre alto, guapo y educado que aparece en el estudio de fotografía donde estamos realizando esta sesión en Washington DC unas horas más tarde para recoger a su hija y llevarla a casa. Mientras tanto, Chimamanda, que divide su tiempo entre Estados Unidos y Lagos, está luchando en estos momentos contra la fatiga y el hambre comiendo chocolate y su playlist de música nigeriana le da
al estudio un ambiente relajado. Adichie nació en Nigeria y se crió en el campus de la Universidad de Nigeria, Nsukka, donde su padre, James Nwoye Adichie, trabajaba como profesor de estadística, y su madre, Grace Ifeoma, fue la primera mujer registradora de la universidad. La quinta de seis hermanos, comenzó su carrera literaria a la tierna edad de diez años. “A esa edad, ya decía que era escritora, porque escribía mis pequeños libros”, recuerda. “Yo no provengo de una cultura que vea la idea de convertirse en autor como una gran ambición; no me pregunté a mí misma si era o no era una escritora. Pensé que sí lo era y eso fue todo”. Cuando le digo que La flor púrpura, su primera novela, que relata la vida de un padre religioso que trata a sus hijos y esposa con extrema violencia, realmente me conmovió, ella me pregunta, “¿Sufriste leyendo el libro? Me hace muy feliz cuando alguien me dice que al leer mi libro rio o lloró”.
«NO PUEDO ESCRIBIR DE MUJERES PERFECTAS, PORQUE EL MUNDO NO ES ASÍ»
A partir de la publicación de esa primera novela en 2003, la fama literaria de Adichie creció rápidamente gracias a sus subsiguientes novelas Medio sol amarillo, Algo alrededor de tu cuello y Americanah, así como su poderosa declaración sobre el feminismo, Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo. Pero fueron sus legendarias charlas TED las que le convirtieron en un fenómeno internacional. La primera, The Danger Of A Single Story, ha sido vista más de 17 millones de veces. Y en 2012, su segunda charla, We Should All Be Feminists, fue reseñada por Beyoncé en su tema Flawless y distribuida en forma de libro a los niños de 16 años de Suecia. Su estatus de icono fue confirmado en 2016, cuando Maria Grazia Chiuri usó la frase, We Should All
Be Feminists, en su primera colección como directora creativa en Dior.
“Voy a ser muy honesta. No me veo como un icono”, dice Adichie. “Lo que más amo y da sentido a mi vida es escribir. Es mi mayor alegría, y creo que nací con el don de contar historias. Las otras cosas, ya sabes, ser un icono feminista, un icono de la moda, surgieron porque escribo. La etiqueta de feminista me hace muy feliz, la acepto y la amo, pero soy una artista”, declara. “Hay feministas que me envían correos electrónicos muy enfadadas cuando piensan que uno de mis libros no es lo suficientemente feminista. Pero no puedo enfocar ideológicamente la ficción. No puedo escribir historias donde las mujeres son perfectas y fuertes, porque el mundo no es así. Esta es la razón por la que no me gusta ser conocida principalmente como feminista, porque significa que la gente leerá mi trabajo buscando el feminismo”. Y con ese tema en mente, Adichie tiene una visión clara sobre el papel que tienen los hombres para lograr el fin de este juego. “El objetivo es la igualdad en el mundo. Queremos llegar a un punto en el que el feminismo no sea necesario”, dice. “Para que esto suceda, nos tenemos que involucrar todos. Necesitamos hombres feministas para cambiar a otros hombres. A menos que sean cooptados por el feminismo, los hombres no participarán por su propia voluntad”.
Sin huir jamás de la controversia, Adichie había dicho que nunca había sido acosada, pero en abril de 2018, en una conferencia en Suecia, decidió confesar su propio momento #MeToo. Cuando tenía 17 años, estaba presentando su libro de poesía a un posible editor, cuando este deslizó su mano debajo de la camisa de Chimananda para apretarla el pecho. “Nunca le había contado esto a nadie, salvo a mi mejor amigo y marido”, revela. “Sentí que se lo debía [el contarlo] a las mujeres jóvenes y, en realidad, a las mujeres en general. Hablo mucho sobre el feminismo y este movimiento tan importante está sucediendo ahora mismo y tengo una historia personal que compartir. Para ser sincera, no me gusta hablar de esto. Me sentí algo arrepentida después de haberlo contado, pero estoy feliz de que esté ahí fuera. Nunca diré quién es él. Se acabó, está hecho”.
IMPULSAR EL CAMBIO
Otra plataforma que Adichie usa para impulsar el cambio es Instagram. Sus 383.000 seguidores en @chimamanda_adichie están acostumbrados a verla posar con ropa de diseñadores nigerianos del proyecto #MadeinNigeria. Asombrosamente, ha sido un largo camino para la autora sentirse capaz de abrazar a su fashionista interior. A los 19 años, después de dejar la escuela de medicina en Nigeria, se mudó a América para estudiar comunicación y ciencias políticas. Y fue entonces cuando se sintió obligada a abandonar sus queridos tacones para demostrar que era una intelectual seria. “La triste realidad es que si hubiera sido quien realmente soy... llevando tacones y pintalabios, pienso que la gente hubiera reaccionado de manera diferente hacia mí”, dice. “Es algo bastante corriente en Occidente, pero en Nigeria la gente no es tan crítica con la manera de vestir de las mujeres. Yo me veo como una narradora, una escritora, una intelectual, una pensadora, pero también como alguien que adora la moda, el maquillaje y los peinados. Cuando cumplí 30 años, me cansé de fingir, porque eso era lo que estaba haciendo”.
En su tercera novela, Americanah, la protagonista, Ifemelu, sigue esta misma trayectoria: una nigeriana que abandona Lagos para estudiar en los EE. UU. y descubre su identidad negra. El libro, publicado por primera vez en 2013, está siendo
adaptado a serie de televisión con la ganadora de un Óscar, Lupita Nyong’o, en el papel principal y su coprotagonista de Black Panther, Danai Gurira, escribiendo el guion, que trata sobre la identidad cultural, la aceptación y el empoderamiento a través de la belleza y los peinados. “Cuando era pequeña, no me gustaba cepillarme el pelo, porque duele. El cabello era dolor para mí”, recuerda Adichie. “Después, como adolescente, lo único que quería era tener el pelo liso. La primera vez que usé el alisador estaba tan feliz. Cuando me mudé a América, no podía permitirme ir a la peluquería, así que me aplicaba yo misma el alisador en casa y me quemé el cuero cabelludo. Terminé con unas cicatrices horribles. Y pensé: '¿Por qué estoy haciendo esto?' Dejé de alisarme el pelo hace 20 años. Vivir en los EE. UU. me hizo pararme a pensar quién soy. Cumpliré 42 en septiembre. Estoy más en paz conmigo misma que cuando tenía 20 años, que fue un momento en el que me importaba mucho lo que los demás pensaran de mí”, añade. “Ahora estoy en un punto donde está claro que puedo escribir un libro y nadie podría decir: ‘Bueno, como usas tacones, no eres una intelectual’. Espero que cualquier mujer que comience ahora no tenga que esperar a tener éxito para ser ella misma”.
Adichie tiene una personalidad increíble y su presencia llena la habitación. Sin embargo, justo antes de comenzar la sesión fotográfica comparte una grieta entrañable en su formidable armadura: su madre siempre está preocupada de que esté “presentable”. “Acabo de hablar con mis padres y mi madre me ha dicho: “Te veo cansada; estoy preocupada por cómo vas a salir en las fotos. ¿No puedes posponer esto para que puedas descansar? Porque necesito que estés perfecta”. Es tranquilizador escuchar que incluso una de las autoras e intelectuales más famosas del mundo todavía tiene que responder ante su madre.