LA CURA DEL AGUA
VISITAMOS EL LUGAR DONDE NACE EL AGUA DE CARÁCTER TERAPÉUTICO, MÁS FAMOSA DEL MUNDO: 'EAU THERMAL DE AVÈNE'.
En el corazón del idílico Alto Valle del Orb (Francia), y alejado del mundanal ruido –no exageramos, su acceso solo es posible en coche tras 2 horas y media de trayecto desde el aeropuerto más cercano–, se encuentra localizado el nacimiento de esta fuente natural de agua que, gracias a su composición de baja mineralización y rica en oligoelementos y microflora, es capaz de calmar, aliviar y reducir la sensibilidad de las pieles más delicadas. Descubierto en 1736 de forma casual, después de que un caballo mejorara de su prurito tras varios baños, el lugar se convirtió en lugar de peregrinación para los primeros 'curistas' (como llaman en Avène a quienes acuden al lugar a curar sus problemas de piel). En 1874, Avène recibió el reconocimiento oficial de los beneficios de su agua termal y en 1975, Pierre Fabre, reconocido farmacéutico creador de la dermocosmética actual, adquirió el centro termal, en aquel momento en estado de casi abandono (solo lo utilizaban 20 personas; actualmente recibe 3.000 visitantes al año).
BAÑOS DE VIDA
Tras renovar las termas y estudiar los beneficios de sus aguas (estudios que continúan hoy en día), la estación termal se ha convertido en un centro especializado en las patologías de la piel, al que acuden cada año visitantes de todo el mundo bajo prescripción médica. La duración del tratamiento es de 3 semanas (el tiempo que tarda la piel en renovarse), y consiste en baños de hidromasaje, combinados con duchas y pulverizaciones, con un precio de 800 euros. Son curas indicadas para pieles con problemas de dermatitis atópica, secuelas de quemaduras y cicatrices, e incluso para pacientes que han atravesado tratamientos de cáncer. Con 'curistas' muy jóvenes, algunos con solo 4 meses, la estación también ofrece charlas y talleres para aprender a convivir con las enfermedades dermatológicas.