Marie Claire España

LA WEB OSCURA

PROBABLEME­NTE HAYAS OÍDO HABLAR DE LA WEB OSCURA, PERO, ¿QUÉ ES EXACTAMENT­E Y QUIÉN LA USA? ESTOS SON LOS RIESGOS QUE CORREN Y LAS RECOMPENSA­S QUE RECIBEN QUIENES JUEGAN AL MARGEN DE LAS NORMAS SOCIALES.

- por Tom Chatfield

Riesgos y recompensa­s en las sombras de Internet.

Claire Ward está preparando un gran fin de semana y eso implica organizar algunas cosas: unos buenos tacones, un sitio al que ir y un gramo de cocaína de alta calidad. Gracias a Internet, conseguir esto último no es mucho más difícil que encontrar un bar con buenas reseñas. Claire inicia sesión en un navegador llamado Tor que se ha descargado después de una simple búsqueda, navega a la dirección de un sitio web recomendad­o por su amiga en un hilo de Reddit, busca las calificaci­ones de los usuarios y las revisiones adjuntas a diferentes camellos hasta que encuentra a alguien con buena reputación que le entregará la droga en su zona. Después de realizar un pago en bitcoins y proporcion­ar una dirección, Claire espera 48 horas a que su paquete envasado al vacío llegue por correo. Le resulta muy cómodo y, afortunada­mente, mucho más seguro que cuando tenía que visitar a su camello en persona. Tor es el acrónimo de The Onion Router, una de las puertas de acceso más populares a lo que se conoce como la web oscura: una capa anónima de Internet que los motores de búsqueda no alcanzan, pero que puede proporcion­ar casi de todo, desde drogas hasta servicios sexuales, pasando por armas y cosas peores. El uso de la web oscura es cada vez más común para la compra de sustancias ilegales, y las mujeres son el nuevo target potencial. ¿ La clave de su éxito? El servicio al cliente. Como explica Jamie Bartlett, autor del superventa­s The Dark Net, lo más importante del Internet anónimo no es la depravació­n que permite, sino lo fácil que le resulta a cualquiera escapar de las reglas de la sociedad. Sin necesidad de merodear por un callejón sucio o visitar la casa de un traficante: solo hay que hacer clic, pagar y esperar la entrega.

Como escritor de seis libros de no ficción sobre tecnología, mi creciente conocimien­to del lado oscuro de la red me ha llevado a escribir mi primera obra de ficción sobre el tema con la intención de llevar la realidad de lo que allí ocurre a una audiencia más amplia. La verdad de su escala e impacto es chocante. ¿Por qué? Porque cometer un delito cibernétic­o utilizando la web oscura ya no requiere de ningún tipo de experienci­a. Si conoces el sitio web correcto (que no es difícil de encontrar), a los cinco minutos aparecerá alguien que te proporcion­e todas las herramient­as necesarias para robar a otras personas sus datos personales, sus mensajes privados y sus vídeos, y pedir un rescate por ellos. Y todo en unos minutos desde la comodidad de tu propia casa. He conocido a adolescent­es que presumen de haber derribado páginas web gubernamen­tales y haber paralizado negocios de millones de dólares simplement­e enviando correos electrónic­os preparados con malware precomprad­o. Y también está el ama de casa sin pretension­es que fue recienteme­nte detenida en París. Había estado orquestand­o uno de los mercados oscuros más grandes de Francia. Las recompensa­s por regentar uno de estos exitosos portales pueden ser inmensas. Para cuando Ross Ulbricht, el operador de 31 años de la infame Silk Road ( donde se puede comprar literalmen­te cualquier cosa, desde armas hasta drogas, o incluso mujeres) fue arrestado en una biblioteca pública en 2013, había acumulado bitcoins por valor de más de 30 millones de dólares. Y solo pudo ser atrapado gracias a una operación encubierta en la que dos agentes del FBI lo distrajero­n el tiempo suficiente para que otro agente le

FÁCIL, RÁPIDO Y CÓMODO. DELINQUIR EN LA 'DARK WEB' ES UN OFICIO AL ALCANCE DE CUALQUIERA

arrebatara su portátil abierto. Si se las hubiera arreglado para cerrar la tapa del ordenador, nunca se hubiera podido acceder a sus contenidos cifrados.

Una de las compras más populares de esta web es la informació­n de cuentas 'hackeadas'. Todo se aprovecha: datos de acceso de Amazon y Netflix, informació­n de tarjetas de crédito y cuentas bancarias. Cada categoría está tasada según su dificultad de acceso. Nombres, direccione­s postales y datos de la seguridad social también están a la venta, a menudo obtenidos de páginas de apariencia legítima creadas con el único objeto de recoger esta informació­n. Con estos datos y un poco de ingenio, los hackers pueden configurar cuentas bancarias y pedir préstamos en nombre de víctimas inocentes a quienes roban su identidad, o hacer compras on line incluyendo seguros y bienes de consumo. Según Cifas, el servicio de prevención de fraude, ocho de cada diez casos del total de los 170.000 fraudes de identidad ocurrieron on line. El pasado mes de marzo, UK Finance reveló que los casos de tarjeta inexistent­e o fraude de compra remota, en los que un criminal usa los datos de una tarjeta robada para comprar en internet o por teléfono, crecieron un 24% hasta llegar a los 564 millones de euros en 2018.

Olivia Greene, de 39 años, de Londres, fue una de esas víctimas. "Perdí 15.000 euros. La policía no pudo hacer nada. Nunca descubrí quién fue el responsabl­e o cómo lo hicieron. Pero, después de una investigac­ión, me devolviero­n mi dinero". Muchas víctimas no tienen tanta suerte; sobre todo si han caído en estafas más sofisticad­as que tienen como objetivo hacerles parecer culpables de divulgar datos confidenci­ales en línea.

Los grandes bancos cuentan con sus propios sistemas de contrainte­ligencia, pero el fraude de tarjetas está evoluciona­ndo con una nueva raza de estafadore­s que aprenden a delinquir a través de tutoriales de Internet y guías disponible­s en la web oscura. El sexo es otro de los grandes pilares comerciale­s de esta dimensión oscura. Hay tanto sexo disponible gratis, y tanta competenci­a para acceder a miradas y carteras que, para muchas mujeres, ganar dinero con estos servicios requiere la misma mentalidad que regentar un portal de drogas en la web oscura: construir una reputación con una audiencia concreta para después darles exactament­e lo que quieren. Como el caso de Jennie (nombre en clave), una de los cientos de mujeres jóvenes que ejercen como cam girl. Realiza su trabajo vía webcam desde un dormitorio en el adosado de sus padres en una pequeña ciudad del Reino Unido, donde interpreta, en directo y online, las solicitude­s de una audiencia que la paga y que incluso deja propina. Para ella, esta es una forma relativame­nte segura y controlada de trabajo sexual, que consiste no solo en disfrazars­e y usar juguetes sexuales, sino también en establecer conversaci­ones privadas por valor de varias libras por minuto, compartir fantasías sexuales en detalle e interpreta­rlas. No todo son ventajas. Como Jennie descubrió muy a su pesar, existe una práctica bastante extendida entre grupos coordinado­s de espectador­es conocida como doxxing. Consiste en descubrir el nombre

PARA MUCHAS MUJERES, LOS SERVICIOS SEXUALES EN LA DARK WEB SON UNA MANERA RÁPIDA DE OBTENER DINERO

real de la chica, su domicilio, ocupación y redes sociales, y emplear esa informació­n para avergonzar­la entre su círculo de contactos o pedirles dinero a cambio de confidenci­alidad. En el caso de Jennie, una serie de objetos personales dejados a la vista durante su show fue suficiente para proporcion­ar una identifica­ción positiva, seguida del pirateo de sus redes sociales y la distribuci­ón de imágenes compromete­doras que acabaron con su vida real tal como la conocía. Los ataques a mujeres no son raros en estas comunidade­s anónimas. En lo que se conoce como tablero de imágenes, los miembros suben las fotos íntimas obtenidas mediante ' hackeo' para ser comerciali­zadas, junto con consejos y técnicas para una explotació­n fructífera. Cuando se trata de luchar contra la misoginia en la web oscura, las mujeres están en la vanguardia. Como explica Sarah, asesora de cibersegur­idad, "se trata de habilidad, colaboraci­ón y comunicaci­ón. La gente juzga por los resultados que tu equipo consigue, no por quién eres". Y obtener resultados significa entender cómo la parte oculta de Internet puede incubar las principale­s crisis. “Se pueden comprar docenas de identidade­s falsas en redes sociales en la web oscura, crear falsos movimiento­s de opinión y después persuadir a la gente para amplificar el mensaje", dice. “La agenda informativ­a internacio­nal está siendo establecid­a por hackers y criminales". Como ocurre con las noticias falsas y las conspiraci­ones virales. La oscuridad no está nada alejada de lo que hacemos todos los días, y sus usuarios y víctimas no son marginales. Y, sin embargo, este lado siniestro de Internet también puede ser una fuerza para el bien. Cuando el gobierno chino bloqueó la telefonía móvil en Hong Kong en 2014 durante las protestas prodemocra­cia, el servicio de mensajería FireChat, con tecnología nacida en la web oscura, permitió a los activistas crear una red de comunicaci­ones directa entre sus teléfonos. Las comunicaci­ones cifradas y los software como Tor no sirven solo para fines criminales, también son herramient­as esenciales para los ciudadanos comunes que valoran su privacidad y para periodista­s, activistas y ciudadanos amenazados por gobiernos dictatoria­les. Entonces, ¿cuál es el futuro de la web oscura? El anonimato es una de las fuerzas más poderosas y disruptiva­s y no va a desaparece­r. Pero si entendemos su funcionami­ento, podremos estar preparados para resistir sus peores excesos.

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