LOS COLORES DE LAS PALABRAS Y LOS JUGUETES
"LOS JUGUETES SON ELEMENTOS CON LOS QUE IMAGINAR MUNDOS POSIBLES Y QUE, POR ESO, HACEN FALTA MáS HEROíNAS PARA ELLAS Y MáS ROSA PARA ELLOS"
Decía Wittgenstein que "los límites del lenguaje son los límites de mi mundo" y podría ser un comienzo para preguntarnos si el lenguaje limita el mundo. Desde una mirada política el lenguaje no solo describe la realidad, sino que la hace aparecer socialmente, es decir, que de algún modo la crea y, por tanto, la amplía o la estrecha. No podemos pensar en algo para lo que no tenemos palabras y las feministas sabemos mucho de esto. Sabemos que cuando decíamos"c rímenes pasionales" o "violencia doméstica" no se hacía visible el problema de desigualdad de género que sí visibilizamos cuando decimos "violencia machista". Sabemos que cuando se pone el grito en el cielo por decir "presidenta" –porque según la RAE nos vale "presidente"– mientras llevamos siglos diciendo "sirvienta" o "dependienta", elegimos conservar el mundo tal y como existe. El mundo cambia cuando nombramos a las presidentas, a las juezas y a las médicas porque los hablantes no nos imaginamos a mujeres si hablamos de presidentes, médicos y jueces cuando esas actividades siempre las hicieron hombres. Podríamos pensar que la visibilidad de las mujeres que pretende el lenguaje inclusivo es un reconocimiento a las que hoy han
roto los techos de cristal, y lo es. Pero para mí es, sobre todo, un compromiso con las mujeres de mañana. Más concretamente, es un compromiso con las niñas que queremos que puedan imaginarse siendo alcaldesas o ingenieras cuando sean mayores. Derribar límites de nuestro lenguaje supone derribar muros para nuestra imaginación. Y una de las tareas del feminismo es hacer imaginable un mundo distinto. En este todavía hay que derribar muros para que las niñas puedan elegir lo que quieren ser y los niños necesitan –como en su día necesitaron los "modistos" cuando la RAE decía que valía con "modista"– más herramientas para visibilizar muchas opciones que hoy en día aún cuesta imaginar. Pienso en todo esto mientras, una vez más, llega la Navidad y los juguetes. Y me parece importante reparar en que los juguetes son elementos con los que imaginar mundos posibles y que, por eso, hacen falta más heroínas para ellas y más rosa para ellos. Los juguetes pueden abrir para las niñas la posibilidad de imaginarse siendo mujeres que construyen puentes o edificios y pueden abrir para los niños la posibilidad de imaginarse siendo hombres que cuidan de sus bebés. Los juguetes, como las palabras, amplían o estrechan el campo de lo imaginable. Regalémosles en Navidad una imaginación con menos límites si queremos que construyan mañana un mundo con menos barreras.