ÓPERA EN EL GARAJE
YA CONSOLIDADO COMO ESTUDIO MUSICAL PARA BANDAS ADOLESCENTES DE POP-ROCK, EL GARAJE PRUEBA AHORA SUERTE COMO ESCENARIO PARA OBRAS CLÁSICAS DE ÓPERA.
Cuando Puccini estrenó La Bohème a finales del siglo XIX, la ópera demostró que, a pesar de ser un placer de las clases pudientes, era capaz de tratar con detalle valores universales y atemporales. Pero Carola Baleztena, que el año pasado preparaba la adaptación contemporánea de la obra, no se conformaba con esa vigencia sempiterna del melodrama. Quería actualizar la pieza en profundidad. Acercarla por completo a una audiencia carente de barreras internas. La fórmula, sin embargo, se resistía.
La revelación le asaltó mientras preparaba una exposición: la clave estaba en el contexto. Y qué mejor estrategia para
LA VOLUNTAD DE AMPLIAR EL PÚBLICO DE LA ÓPERA FUE EL GERMEN DE OPERA GARAGE
acercar la ópera un público heterogéneo que cambiar sus lujosas bambalinas por un escenario común. Concretamente, un garaje. Así nació Opera Garage. Después de su rotundo primer éxito, sigue cosechando elogios con su segunda adaptación, Lucia di Lammermoor, de Donizetti. El cartel de 'entradas agotadas' y doce minutos de aplausos en sus primeros pases avalan el valor de la propuesta. La actriz, que diseña el vestuario de las óperas de garaje, asegura que estas versiones son tan novedosas como "exigentes y respetuosas" con sus orígenes. Complementarias –matiza–, y no enemigas, de la ópera que se luce en teatros, sin aceite de frenos de por medio.