GACETA MÉDICA
LOS AVANCES EN EL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL CÁNCER DE MAMA SE SUCEDEN A UN RITMO VERTIGINOSO. LA CIENCIA PROGRESA Y LAS EXPECTATIVAS PARA LAS PACIENTES, TAMBIÉN.
Las buenas nuevas en oncología, tabaquismo, tecnología sanitaria y más.
Innovación y cáncer de mama forman, a día de hoy, un binomio indisoluble. La evolución de las terapias en esta enfermedad ha sido, como dice la jefa del Servicio de Oncología y Hematología del Hospital Clínico de Valencia, Ana Lluch, "exponencial". El descenso de la mortalidad en cáncer de mama es una realidad gracias, en buena medida, a la prevención que ya se está realizando con programas de screening o cribado, disponibles en todas las comunidades autónomas. De hecho, la mamografía se ha acreditado como la prueba de cribado más efectiva, ya que los programas que la integran han logrado una disminución en la mortalidad por esta enfermedad.
Pero el gran progreso ha venido de la mano del conocimiento de la enfermedad. Esta ha sido, a juicio de Lluch, la gran arma para identificar mejor las patologías; reconocer factores de riesgo y predictivos; desarrollar nuevas dianas terapéuticas y mejorar la inmunoterapia. A día de hoy, los oncólogos consiguen analizar el genoma humano y de los tumores para conocer mejor la enfermedad y sus particularidades en cada paciente, y tomar así una decisión del tratamiento más certera.
Con el desarrollo de técnicas más sofisticadas se puede analizar los genes de cada cáncer de mama. Tecnologías que han dado lugar a una clasificación más precisa, que se correlaciona mejor con el riesgo de recaída de la enfermedad. La clasificación molecular establece cuatro tipos de cáncer de mama: luminal A, luminal B , HER 2 y basal like. El subtipo luminal A es el de mejor pronóstico. El basal like, el de peor.
INVIDUALIZAR PARA GANAR
Este camino hacia el mejor conocimiento de la enfermedad y sus singularidades debe conducir, en última instancia, a una personalización en el tratamiento de la enfermedad, que requiere de la colaboración de un equipo multidisciplinar: cirujanos, oncólogos médicos y oncólogos radioterapeutas. Clásicamente, en los estadios iniciales, el tratamiento del cáncer de mama partía de la cirugía. Posteriormente, se administraban el tratamiento sistémico (un tratamiento general que llega a todas las células del organismo) y la radioterapia. En la actualidad, la paciente puede iniciar, previamente a la cirugía y la radioterapia, el tratamiento sistémico. Esta estrategia puede facilitar una cirugía conservadora en casos en que esta no es posible de entrada. En los estadios avanzados, el tratamiento principal será sistémico, aunque puede emplearse la cirugía o la radioterapia en situaciones concretas.
La buena noticia es que, con este arsenal de terapias y gracias a los tratamientos personalizados, la supervivencia en cáncer de mama es una realidad. Pero para que se siga avanzando, Lluch defiende la importancia de la inversión: “Todos los grandes avances que hemos experimentado solo han sido posibles gracias al esfuerzo de miles de investigadores y a Gobiernos que han apostado por los mismos. Sin investigación, no hay futuro”.