MÁS ALLÁ DE LA GENÉTICA
HEREDAR UNOS BUENOS GENES NUNCA ESTÁ DE MÁS, PERO PARA QUE SURTAN EFECTO, HACE FALTA TALENTO. LAS DOUGLAS-ZETA Y LAS FENDI COMPARTEN SUS EXPERIENCIAS.
Afirmar que el talento y las cualidades de los "hijos de" son mera cuestión de genética es, cuanto menos, atrevido. Infundado, diría la ciencia. Injusto, dirían los descendientes. Misma simpleza destila el argumento de que el éxito de una pieza depende únicamente de su vinculación con una firma de lujo. No es suficiente. Para triunfar, hay que valer.
Sin embargo, está claro que el contexto ayuda. Y mucho. Si no, que se lo digan a la actriz Catherine Zeta- Jones, su hija Carys y Fendi, reunidas en Roma para brindar por los nombres propios, más que por los apellidos.
COSAS DE FAMILIA
Mientras el grueso de las parejas madre e hija comparten confidencias en un paseo por un barrio cualquiera, Catherine ZetaJones y Carys Douglas, de 16 años, lo hacen en Roma, de la mano de Fendi y portando con gracia sendos bolsos Peekaboo. Si bien es el apellido el que permite a la pequeña de la familia Douglas Zeta disfrutar de estos placeres, no será eso lo que le garantice una carrera actoral a la altura de la de sus progenitores. Labrarse un nombre propio dependerá íntegramente de su valía.
Sus accesorios romanos también ilustran esta lección. Si el Peekaboo se ha consolidado como icónico no ha sido gracias al logotipo de Fendi que decora su cierre frontal, sino a su polivalencia. Obra de Silvia Venturini Fendi, tercera generación del linaje, nació de un boceto rápido y un objetivo claro: crear "el bolso perfecto". Once años después de su concepción, el modelo se mantiene en el pódium de la comodidad y la estética. Aquí hay genética, sí. Pero también mucha química y, por supuesto, un nombre único.
EN VARIOS TAMAÑOS Y MATERIALES, CON DOS HEBILLAS Y UN CÓMODO CIERRE, EL 'PEEKABOO' ES, PARA MUCHOS, EL BOLSO PERFECTO