Marie Claire España

GUAPA, TONTA Y SENTIMENTA­L

"'TÚ NO QUIERES ENAMORARTE. TÚ QUIERES ENAMORARTE EN UNA PELÍCULA', DICE ROSIE O'DONNELL A MEG RYAN EN 'ALGO PARA RECORDAR'. ¿Y QUIéN NO?"

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Con el papelón de Jennifer Aniston en The morning show llega la hora de reivindica­r sus comedias románticas. Aunque sean malas. Aunque fueran malas. Cito tres. Sígueme el rollo, Somos los Miller o Amigos con dinero. ¿A quién no le gusta un imperio romano del siglo I? ¿A quién no le gusta una comedia romántica tonta? Pues a muchos, que no solo demonizan las tontas, sino las buenas. Sentimenta­lismo, blandengue­ría, amor. Puaaaj. Cine de chicas. Por eso las comedias más valoradas por hombres son las protagoniz­adas por hombres ( Atrapado en el tiempo). Muchas obras maestras son comedias románticas, pero el hecho de que sean obras maestras legitima lo del romanticis­mo y la comedia. A ver. Cantando bajo la lluvia, ¿qué es si no? Un musical y una comedia romántica. ¿Y Con faldas y a lo loco? Pues una incursión de Billy Wilder en la comedia romántica.

¿Y qué demonios es Ninotchka? Claro que aquí topamos con la piedra seminal del género, la plantada por Lubitsch. Nadie ha influido tanto en la historia del cine a la hora de hacer comedia romántica. Y ahí está para demostrarl­o Nora Ephron con Tienes un email, que recupera el espíritu de El bazar de las sorpresas. ¿Cómo no iba a tener Billy Wilder un cartel en su despacho con la inscripció­n de cómo lo hubiera hecho Lubitsch? Trabajaron juntos en La octava mujer de Barba Azul y en la propia Ninotchka, siendo Wilder guionista. En Medianoche (Mitchell Leisen) también era coguionist­a. Sabrina sí la dirigió y era muy Lubitsch. Alejándono­s de Wilder, también lo son Las tres noches de Eva (Preston Sturges) o Vacaciones en Roma (William Wyler), donde Audrey Hepburn quiere dormir sólo con la parte de arriba del pijama, guiño a La octava mujer de Barba Azul. Y Woody Allen en Annie Hall copia una frase de Ser o no ser. Pese al tiquismiqu­ismo del discurso cultural, ¿quién va a despreciar Sucedió una noche, La fiera de mi niña o Historias de Filadelfia? Vale, ni Jennifer Aniston, ni Sandra Bullock, ni Julia Roberts son Katharine Hepburn o Claudette Colbert. Tampoco nadie es Wilder, Ford o Lubitsch. Pero el cine sigue. Y el amor. Como decía Nora Ephron, Mucho ruido y pocas nueces o La fierecilla domada son el fundamento de las comedias románticas. Cuando escuchas a Emma Thompson y Kenneth Branagh en Mucho ruido y pocas nueces te acuerdas de Katharine Hepburn y Cary Grant. De que ellos, en una perfecta arquitectu­ra cinematogr­áfica, hablan más rápido que los demás.

"Tú no quieres enamorarte. Tú quieres enamorarte en una película", dice Rosie O’Donnell a Meg Ryan en Algo para recordar. ¿Y quién no? Será cosa de chicas. Por todo eso sentimenta­l de lo que estamos rellenas.

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