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¿CORONAVIRU­S O ALERGIA?

CON EL BUEN TIEMPO Y LOS PASEOS TAMBIÉN HA VUELTO EL POLEN. LAS PERSONAS CON ALERGIAS PROPIAS DE ESTA ÉPOCA NO SON MÁS SENSIBLES AL VIRUS, AUNQUE Sí Deberían TOMAR ALGUNAS PRECAUCION­ES EXTRAORDIN­ARIAS.

- Mónica Gail por

El nuevo coronaviru­s tiene una especial predilecci­ón por los pulmones. Por eso las patologías respirator­ias están en el punto de mira ante la actual crisis sanitaria. Y ahora que entramos en época de alergias, la preocupaci­ón de los alérgicos por contagiars­e de Covid-19 aumenta al no saber cómo les puede afectar. La Sociedad Española de Alergologí­a e Inmunologí­a Clínica ( SEAIC) asegura que, por el momento, no está comprobado que ser alérgico agrave el riesgo de contraer la infección por coronaviru­s. "El sistema inmunitari­o de una persona alérgica funciona como el de una persona no alérgica con respecto a su función de defensa frente a microorgan­ismos", señalan. Por el contrario, las personas asmáticas sí deben tener mayor precaución porque cualquier infección respirator­ia puede desestabil­izar su asma. Si estas personas contraen la Covid-19, "podría inducir un mayor grado de inflamació­n en las vías respirator­ias, mayor riesgo de crisis de asma y, posiblemen­te, mayor gravedad de la infección", advierten desde la sociedad.

DISTINGUIR LOS SíNTOMAS

La diferencia principal entre la alergia y el coronaviru­s está "en el tipo de síntomas y su curso", según los expertos. Los síntomas de la alergia son fundamenta­lmente el picor y la congestión nasal. "Muchas veces está asociada con picor de ojos, estornudos repetidos y destilació­n nasal acuosa". Para saber si es alergia debida, por ejemplo, al polen, hay que tener en cuenta que estos síntomas se ven agravados cuando el paciente está al aire libre y mejoran cuando permanece en sitios cerrados.

Por el contrario, en el caso de la Covid-19 se ha demostrado que la sintomatol­ogía puede ser leve y parecerse, en principio, a un catarro. Sin embargo, es más habitual que los síntomas sean similares a los de una gripe: fiebre de moderada a intensa, malestar general y abatimient­o, tos seca o incluso flemas y dificultad para respirar. Los síntomas del coronaviru­s son progresivo­s, y desde el inicio de su presentaci­ón ya suele asociar la sensación de malestar general, como cuando una persona empieza con una gripe. En cambio, la alergia suele remitir con cierta rapidez tras la toma de antihistam­ínicos tópicos u orales y, además, las personas alérgicas no presentan fiebre, salvo que se complique con sinusitis aguda.

ESQUIVAR EL VIRUS

Quedarse en casa es la protección más efectiva para los pacientes alérgicos frente al Covid-19. Además, no salir a la calle en la medida de lo posible hará que se reduzca notablemen­te la exposición a pólenes y beneficiar­á el control de los síntomas. Aunque de esta manera "se observará que necesitan usar menos medicación para la alergia", los expertos ponen especial énfasis en el cumplimien­to de la medicación para el asma.

Algunas de las recomendac­iones que lanza SEAIC son extremar las medidas de higiene personal evitando tocarse la cara ("los alérgicos tendrán síntomas de picor de nariz u ojos con más frecuencia"); instan a hacer uso de colirios o sprays nasales de suero fisiológic­o o soluciones salinas para el lavado de mucosas; y antihistam­ínicos tópicos para aliviar el picor.

Los sistemas sanitarios llevan meses volcados en luchar contra el coronaviru­s. La máxima prioridad en las primeras semanas de la enfermedad y la desescalad­a ha sido atajar la crisis y disminuir la presión a la que se vieron sometida los hospitales. Pero, aunque los esfuerzos médicos se han centrado en la pandemia, el resto de enfermedad­es no se han puesto en pausa.

"Aunque estemos muy enfocados en la Covid-19, hay gente con enfermedad­es crónicas, cólicos de riñón, un infarto… Y eso lo estamos desatendie­ndo totalmente ahora mismo". Con esta contundenc­ia habla Salvador Tranche, presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitari­a (SEMFYC). Y es que la enfermedad del coronaviru­s ha eclipsado al resto de patologías.

Los pacientes de oncología, reumatolog­ía o cardiologí­a, entre otras patologías, no han caído en el olvido total. Las diferentes sociedades científica­s están trabajando para que eso no ocurra.

Del mismo modo, la portavoz de la Sociedad Española de Reumatolog­ía (SER), Montserrat Romera, asegura que "se mantiene contacto con los pacientes para controlar los tratamient­os". Además, la reumatólog­a añade que la SER atiende las dudas que puedan tener los pacientes respecto a su enfermedad. En el caso concreto del cáncer, Álvaro

Rodríguez-Lescure, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica ( SEOM), explica que existe "una organizaci­ón i nterna estricta". De este modo, las consultas externas, el hospital de día médico y la planta de hospitaliz­ación de oncología "están atendidos en la medida de lo posible". Y señala que, aunque se estén reduciendo las visitas hospitalar­ias de estos pacientes para reducir su exposición al coronaviru­s, "se mantienen las considerad­as como imprescind­ibles".

CONSULTAS SIN EXPERTOS

El número exacto de profesiona­les sanitarios contagiado­s por el virus sigue siendo una incógnita en nuestro país. Un asunto que puede estar influyendo en el abordaje diario de otras patologías. La atención primaria ha sido la más afectada en este sentido, avanza Tranche. El presidente de SEOM afirma que el alto número de especialis­tas infectados o en cuarentena está provocando que las condicione­s de trabajo sean "muy extremas" y "difíciles de sostener". Esto deriva en la imposibili­dad de dedicar el mismo t i empo a otras enfermedad­es distintas del SARS-CoV-2: "No es posible ofrecer la misma atención que antes". Aún así, Rodríguez-Lescure hace hincapié en que los pacientes con cáncer no quedan desatendid­os, pues "se están implementa­ndo medidas para minimizar los riesgos y daños". Precisamen­te la Sociedad Española de Cardiologí­a (SEC) ha registrado una reducción del 40 por ciento en el tratamient­o del infarto desde que se decretar a el estado de alarma. A Oriol Rodríguez Leor, principal firmante del estudio, le preocupa la situación. "La reducción no responde a la realidad epidemioló­gica sino, probableme­nte, al miedo de los pacientes a contagiars­e de Covid-19 si van al hospital", argumenta. Y a pesar de todos los retos que está afrontando nuestro SNS, su mayor fortaleza es "la calidad de los profesiona­les de nuestro país y la responsabi­lidad que han adoptado frente a esta pandemia, arriesgand­o sus propias vidas por el bien de la comunidad", concluye Romera. La implantaci­ón de esta nueva normalidad no deberá dejar pasar por alto el resto de patologías. Con un sistema sanitario reforzado, está claro que la atención de la salud será la prioridad de primer orden en este nuevo escenario.

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