ME ENCANTARÍA...
Me encantaría poder contar que pasé los –por ahora 86– días de confinamiento con la serenidad y resiliencia que se espera de una mujer empoderada del S.XXI. Ejemplares maravillosos que trabajan, concilian, cuidan y se cuidan. Que me he convertido en experta en comida sana, meditación y yoga. Me encantaría poder contar que mi "alma inconquistable" superó la estrecha puerta, el castigo del más allá y que "en esta noche negra como el abismo" fui "amo de mi destino" y "capitán de mi alma", versionando a Henley y su poema. Un poema que fue la hoja de ruta de Mandela en sus 27 años de confinamiento en la cárcel, y que a mí solo me sirve para llorar de pena solo de pensarlo. Me encantaría poder contar que aproveché este tiempo para "parar, escucharme y conocerme mejor", como he leído a alguna famosa en alguna red. Yo me he pasado los 86 días trabajando más que nunca, con la intención de mantener este maravilloso oficio vivo contra viento y marea. Me encantaría poder contar que en la profundidad del invierno encontré "un verano invencible", como Camus. Pero la realidad es que soy meteoréxica y la lluvia y el mal tiempo me apagan el humor. Me encantaría poder contar que soy mejor persona, más fuerte y más templada, pero es que el confinamiento me ha sentado fatal y me he descubierto como un ser eminentemente social y radicalmente libre. He añorado cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día mi familia, mis amigos, mis compañeros de trabajo, el gimnasio, las presentaciones, los eventos, los viajes, los planes de fines de semana, el aire libre, el mar y ¡hasta, casi, nuestro polígono! Por eso, no puedo estar más feliz de presentaros este número dedicado a ¡volVer! Con una enorme V de victoria, porque (casi) hemos salido de esta. Puede que algo más débiles, menos animados, más pobres y muy, muy cansados. Pero con ganas y convencimiento de que podemos (y debemos) remontar. Por eso, hemos recopilado la ropa y la belleza más bonita del mundo para volver a saludarnos; hemos indagado en las nuevas profesiones que va a reclamar "la nueva normalidad"; seguimos investigando el maldito Covid y sus mil y unas derivaciones; hemos preparado unas instrucciones para volver a bailar; hemos preguntado a 7 interioristas cómo mejorar nuestras casas –ya refugios– y hemos buscado otros refugios temporales para disfrutar –por fin– de unos merecidísimos días de descanso. Somos muy conscientes de que "la manera de consumir va a cambiar, vamos a volver a lo esencial", como sostienen los expertos en este número. Poco parece hoy más esencial que la naturaleza, el arte y la buena compañía. Menos mal que, como dice Lágrimas de Sangre, "por fortuna tenemos una tabla de aceitunas, un porche con sombrillas. ¡La vida es una maravilla!"