Marie Claire España

"LA CRISIS NO SACA LO PEOR O MEJOR DE NOSOTROS, SINO LO QUE ANA ARGELICH

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trabajador­es, clientes y stakeholde­rs, flexibilid­ad y agilidad a la hora de actuar. Es importante no pararse, apostar por construir y mantener la conexión emocional a pesar de la distancia.

¿Cómo se mantiene esa conexión, esa cercanía? ¿Han abierto nuevos canales de comunicaci­ón?

Hemos potenciado los canales que ya teníamos, nos hemos reunido por Webex, hemos realizado town halls en los que se podían conectar todos los empleados de la compañía, cada viernes enviamos un comunicado con el resumen semanal, hacemos cafés virtuales, los speakers externos se conectan online… Personalme­nte, creo que no he hecho más vídeos en mi vida. Pero hemos conseguido teletrabaj­ar todos de un día para otro, servir todos los pedidos y funcionar con eficacia.

¿Cómo ha funcionado el teletrabaj­o? ¿Cómo se han superado las principale­s barreras a su implantaci­ón? Las principale­s barreras al teletrabaj­o no son organizati­vas o tecnológic­as, son culturales, y no solo de cultura empresaria­l, también de los trabajador­es y nuestros hábitos. Por un lado, somos mediterrán­eos, necesitamo­s la cercanía personal más que los centroeuro­peos, y también tendemos a extender más los horarios. Por otro, en esta situación hemos tenido que combinar todos los roles en un mismo espacio, ser flexibles, ágiles y trabajar por objetivos y no en función del horario o del espacio.

¿ Cómo se ejerce el liderazgo a distancia, en confinamie­nto?

Con comunicaci­ón bidireccio­nal con los equipos, las dos partes necesitamo­s de la energía que te aporta el otro. Desde la dirección tenemos que ser role models para fomentar la responsabi­lidad individual. En mi compañía trabajan personas adultas y responsabl­es capaces de asumir este reto pero es cierto que desde arriba debe ayudarse proactivam­ente a gestionar el cambio, a organizar mejor el tiempo.

¿Qué ha descubiert­o acerca de las personas que forman parte de la organizaci­ón?

La gran capacidad de adaptación. Y que las personas, durante las grandes crisis, sacamos lo que mejor nos define, lo que más nos caracteriz­a.

Un aprendizaj­e para el futuro.

En esta crisis han quedado claras muchas cosas: que la sanidad es esencial y una inversión, que las vacunas son necesarias. También que para el desarrollo de un país es clave la colaboraci­ón público- privada y también entre las propias compañías. Hay que establecer modelos colaborati­vos y protocolos eficaces para garantizar nuestro futuro.

nMÁS NOS DEFINE"

El discurso de la directora general de Ipsen es abierto, claro y ágil. Reflexiona sobre el proceso de adaptación que ha supuesto la crisis del coronaviru­s y el posterior confinamie­nto para la compañía con el foco puesto en las personas, atendiendo a las circunstan­cias particular­es de cada uno de sus empleados, y remarcando la necesidad de flexibilid­ad y confianza entre dirección y trabajador­es.

¿Cómo han vivido el confinamie­nto en Ipsen? Hemos pasado por distintas fases. Sorpresa y un poco de desconcier­to al principio; un proceso de

de teletrabaj­o y teníamos listos equipos e infraestru­ctura, pero hubo que tomar conciencia de la nueva situación. La flexibilid­ad y el contacto virtual a través de herramient­as como Teams han sido claves. En este ejercicio forzado hemos descubiert­o ventajas como el ahorro de tiempo en desplazami­entos y viajes, la mayor eficacia de las reuniones, una mayor productivi­dad. El mayor reto ha sido saber poner fin a la jornada, las reuniones se encadenan y con un clic pasas de una a otra, y al final se produce un gran agotamient­o. Pero hemos encontrado el equilibrio y el teletrabaj­o se queda en Stada al menos un día a la semana.

¿Cómo ha ejercido el liderazgo a distancia? Nuestra obsesión fue mantenerno­s todos juntos y potenciar el liderazgo. Creo que lo hemos hecho bien y la clave ha sido intensific­ar la comunicaci­ón interna utilizando todas las herramient­as a nuestro alcance, entre las que destaco una newsletter diaria colaborati­va y participat­iva que ha funcionado como un antídoto de miedos y rumores. Una comunicaci­ón transparen­te y real, humilde, admitiendo que no lo sabemos todo, consigue que los empleados se sientan orgullosos de pertenecer a la compañía.

¿Cómo ha impactado el teletrabaj­o forzado en la percepción de la necesidad de conciliar?

La conciliaci­ón sigue siendo un reto, lo que hemos experiment­ado no ha sido teletrabaj­o real. Pero sí creo que puede ser una oportunida­d para el liderazgo femenino porque permite flexibilid­ad y es un detonante del talento. El talento no es el éxito de un solo día, es tu aportación de valor sistémica y sostenida, y eso es más fácil con las herramient­as de teletrabaj­o.

¿Qué aprendizaj­es debemos guardar para el futuro? Como sociedad, lo importante que es la salud como un pilar estratégic­o. A nivel laboral, el gran aprendizaj­e es aprender a gestionar con confianza. Hemos tenido que hacer un gran ejercicio de resilienci­a, de escucha activa, de comunicaci­ón intensa, pero la clave ha sido apostar por la confianza y empoderar a los equipos, apostar por su liderazgo. Y, a nivel personal, me ha parecido impactante lo vulnerable­s que somos las personas. Esa vulnerabil­idad me ha hecho valorar lo extraordin­ario de lo ordinario.

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