ZARINA POR UNA NOCHE
San Petersburgo es un lugar tocado por la magia. Cada rincón esconde un tesoro y, en verano, el sol no se pone hasta la medianoche. Navegar al atardecer sobre el río Neva es inolvidable: la sucesión de palacios en las orillas y canales es de una belleza sublime. Anota las visitas imperdibles: San Salvador, San Isaac, la fortaleza de San Pedro y San Pablo, la catedral de Nuestra Señora de Kazán y la plaza del Palacio. Otra gran joya es el Museo Hermitage ( hermitagemuseum.org). El complejo arquitectónico que lo alberga es una maravilla: el palacio de Invierno, el pequeño Hermitage, el viejo Hermitage, el teatro del Hermitage, el nuevo Hermitage y parte del edificio del Estado Mayor. La colección consta de antigüedades, arte, vestuario de la nobleza y de los zares, piezas arqueológicas y una de las mejores pinacotecas del mundo.
Para que tu experiencia sea perfecta, alójate en el hotel oficial del Hermitage (thehermitagehotel. ru/en); entrar en su vestíbulo quita la respiración. Los interiores y las habitaciones están diseñados para que te sientas como una zarina. En su restaurante Catalina la Grande probarás auténticos platos rusos basados en el antiguo menú del palacio de Invierno. Obligatorio también acudir al histórico Teatro Mariinsky ( mariinsky.ru) para ver una representación del ballet ruso. ¿Contemplas volver a casa sin un recuerdo? En la avenida Nevsky te volverás loca con las matrioskas, las cajas lacadas y las réplicas de los huevos Fabergé. No olvides saborear el exclusivo caviar negro de huevas de esturión salvaje del mar Caspio.