NO SABE DECIDIR"
ca o las guerras santas, en las que se mata en nombre de Dios. Y, sin embargo, no es de recibo prohibir el trasplante de órganos, la energía nuclear o las religiones. El mismo talento que emplea para mejorar la vida se puede utilizar para acabar con ella. El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor.
Por eso las prohibiciones no solucionan este tipo de problemas, sino que conducen a la clandestinidad, un universo lúgubre donde las personas carecen de la protección de la ley y el estado de derecho.
Otra de las críticas se refiere a los daños psicológicos para la madre gestante. Se asume que esa mujer no sabe decidir por sí misma y la trata como inferior e incapaz. Las dietas, el consumo de drogas, las operaciones de estética, los tatuajes y piercings, la donación de óvulos, o el cambio de sexo, sin pretender que haya simetría en la comparación, son decisiones que acarrean consecuencias más o menos graves y que pueden afectar psicológicamente. Lo relevante es la voluntariedad, la transparencia y abundancia de información y el respeto a la decisión de cada mujer. Yo defiendo la familia, entendida como la célula primordial de la sociedad donde se aprenden los valores fundamentales que guiarán a los ciudadanos del mañana. Es un vínculo que traspasa el ADN y la sangre. Es un proyecto de futuro que se arraiga en el amor entregado incondicionalmente por los padres. Es por esto que defiendo la posibilidad de que todos podamos crear una, con responsabilidad y compromiso.
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