UNA REINA EN EL SALÓN
En la música de Rigoberta Bandini, suena su oído. Hay versos que parecen cazados en un paseo por el centro, raptados en un viaje de autobús. Emparedan reflexiones sobre el alma y sobre Dios entre una referencia a los Magnums almendrados, un apunte sobre la libertad y el deseo de quedarse repantingada en el sofá los domingos por la tarde. En Rigoberta Bandini el cine de Paolo Sorrentino se hace música. La catalana es Mediterráneo: religión, hedonismo, placer, dolor, cuerpo, espíritu. Con su madre, profesora de música, educó el oído y con su padre, comercial aficionado a la escritura y al diseño, fan de Mocedades o Marisol, amaestró el ojo. El resultado se instala, una vez se tararea, en la punta de toda lengua.