Marie Claire España

CALZONAZOS

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Frente F a Lluvia de estrellas, en casa de mi abuela, había h un plato de puchero. Los fideos se ahuecaban en e el caldo para que los garbanzos se acomodaran y el cerdo, la ternera y el pollo se deshilacha­ban. La cuchara c los buscaba en esa pringá viva, en el líquido ligero l que contradice al cocido madrileño, que les ahorra a a los labios su mac, mac, mac, y en la tele algún niño n de mi edad con el pelo engominado y los bajos de los pantalones arrugados cruzaba la puerta azul. Cuando volvía a atravesar la neblina, fingía ser otra persona. Lo habían disfrazado de Chayanne. Hay mujeres con la capacidad transforma­dora de un escuadrón de maquillado­res. Entra un hombre en sus vidas y sale convertido en otra cosa, cualquiera, un pato, un tractor, un calcetín, una versión irreconoci­ble de lo que antes había sido. Grisóstomo en El Quijote se suicida por Marcela. Ya no era el de antes, se había vuelto loco. No soportaba que ella no le correspond­iera, que prefiriera los árboles como compañía y los ríos como espejos. Iván Turguénev no era el de siempre. No quería pasar tiempo con los otros rusos de París. Sus novelas se debilitaba­n, solo quería estar en casa. La responsabl­e era Pauline Viardot-García. La mezzosopra­no lo tenía atadito a la pata de su piano. John Lennon lo estaba a la cama de Yoko Ono. La japonesa le freía las ideas. Despedazó a Los Beatles. Isco no mete goles porque Sara Sálamo le pone la zancadilla. El príncipe Harry no pide ya copas en Kensington porque lo dice Meghan Markle. El hombre de golpe se vuelve ciego, sordo, torpe. Se transforma en un bebé grande y gordo, como la monstruosi­dad en pañales de El viaje de Chihiro. Se sienta con una mujer y se pierde sus juergas de león, todo por amor. Es ahora un tránsfuga, un traidor. Sus ganas se han reordenado. Mujer, novia, amante lo manejan. Le han chupado la voluntad como una cabeza de gamba. ¿Lo veis, niños? Tened cuidado. Su vida es una advertenci­a.

El amor ajeno es a menudo locura o ceguera, un descontrol de insulina insufrible, ver Grease con un pink latte en la mano tras haberle regalado un like a un post de Roy Galán. Desde fuera se disfraza de secuestro o enajenació­n. Desde dentro el amor ensancha, abre, despeja. Tiene el efecto de las primeras lentillas: aclara los límites, reajusta las distancias. Pero no es un milagro ni una revelación. No hay una conversión que lleve las rodillas al suelo y suba las manos al cielo. Aquello exige que el diploma que cuelga de la pared de quien escribe pertenezca a un exestudian­te de Bachillera­to de ciencias.

El cambio del yo no es su pérdida. El amor duplica los ojos, enciende partes inutilizad­as de una misma, reordena prioridade­s. En una vida encajan dos. Tras el instinto, el amor se hace decisión. Si aún dura, se ha elegido. Si aún existe, se ha escogido. El niño marioneta tenía solo nombre italiano.

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