'ZERO WASTE'
El mejor envase es aquel que no se usa.
A esta conclusión han llegado las empresas que llevan años trabajando para minimizar el impacto ambiental, tanto de la elaboración, como del uso de sus productos. El resultado de este trabajo son los champús sólidos, un producto que desarrollaron en Lush en 1987, como consecuencia de un error de formulación. Aunque lleva en el mercado muchos años, no ha sido hasta ahora cuando lo hemos incorporado a nuestra rutina. Su modo de uso es sencillo, basta con humedecer la pastilla en las manos, frotarla para crear espuma y aplicarla en el cabello como un champú tradicional. Quizá de esta forma podríamos evitar que, como se estima, en 2050 los océanos contengan más plásticos que peces.