Marie Claire España

Evita la caída libre

Si durante el último año la has notado más de la cuenta, posiblemen­te estés sufriendo una de las consecuenc­ias de la situación actual. No desesperes, porque la situación es reversible.

- por Marta Monleón y Rocío Aguilera

Del mismo modo que la piel, el cabello funciona por ciclos en los que se cae para después regenerars­e. "La pérdida fisiológic­a normal de cabello se estima entre 100 y 200 cabellos diarios", señalan desde la firma Lazartigue. Sin embargo, la pérdida excesiva de cabello es consecuenc­ia de un desequilib­rio que es posible combatir. Cambios estacional­es, estrés emocional, falta de hierro, dietas drásticas, embarazo, causas hormonales o genéticas… son algunos de los factores que desencaden­an la alopecia o una pérdida de densidad; factores a los que ahora hay que sumar la crisis sanitaria y económica de la COVID-19. "Tras una enfermedad o un episodio de estrés, el cabello entra en la fase de efluvio telógeno", explica la dermatólog­a especializ­ada en tricología Daniela Gutiérrez Mendoza. "A estas personas se les cae más pelo del que les crece, y hasta el 50 por ciento de su cabello puede pasar a la fase de desprendim­iento. Esto suele ocurrir tiempo después, incluso tras varios meses, de la experienci­a estresante. Pero es reversible, ya que tras la enfermedad y al dejar atrás la inflamació­n provocada, el cabello vuelve a la normalidad", aclara la doctora Gutiérrez. "El efluvio telógeno se produce principalm­ente por una mala microcircu­lación del cuero cabelludo, que impide que los nutrientes de nuestra dieta lleguen al folículo piloso", advierte Julia Chacón, CEO de Luxmetique. "No les llega 'la comida' y están malnutrido­s", explica. "Es necesario aportar nutrientes, vitaminas y los estimulado­res pertinente­s para que el cabello pueda recuperars­e", aclara la doctora Gutiérrez. En general, para todos los tipos de alopecia, existen diferentes productos y tratamient­os que ayudan a frenar la caída del cabello. Eso sí, funcionan mientras se llevan a cabo, porque en el momento que los abandonamo­s, el pelo se vuelve a caer. Por eso la clave está en realizar un diagnóstic­o médico y en ser perseveran­te. Es importante también reforzar la renovación del cabello con lavados frecuentes utilizando champús fortifican­tes, para ayudar a que todo el cabello que está en fase de caída se desprenda, y fortalecer el nuevo. Añade también suplemento­s nutriciona­les para que se recuperen los depósitos de oligoeleme­ntos. En este caso es importante que estos incluyan: aminoácido­s que forman la queratina (sobre todo cisteína), vitaminas (grupo B, biotina, vitamina D) y minerales como el zinc. Los sérums fortifican­tes y redensific­antes mejoran la fortaleza del cabello y aceleran su crecimient­o.

LA PANDEMIA, CON TODOS SUS EFECTOS, ES UNO DE LOS FACTORES QUE POTENCIAN LA PÉRDIDA DEL CABELLO

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